Las personas con VIH deberían empezar más tempranamente su tratamiento, subrayaron los responsables de Onusida, en la Conferencia Internacional sobre el Sida que se desarrolla en Viena: porque, si se espera, la mortalidad aumenta; porque nuevas combinaciones de medicamentos permiten bajar los efectos secundarios y porque, cuanta más gente se trate, menos cantidad de virus circula en las comunidades. Hay en el mundo más de cinco millones de personas en tratamiento; con las nuevas directivas, deberían ser 15 millones. Pero, al mismo tiempo, se denunció que los países centrales incumplen sus compromisos de financiar tratamientos en los países pobres y se presentó la propuesta del impuesto Robin (por Robin Hood) que se aplicaría mundialmente sobre transacciones financieras con destino al Fondo Mundial contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria.

“Todas las personas con VIH que tengan menos de 350 linfocitos CD4 por milímetro de sangre deberían iniciar tratamiento”, dice un documento de la OMS presentado en la 18ª Conferencia Internacional sobre el Sida. El criterio anterior era esperar a que cayeran por debajo de 200. El tratamiento precoz llevaría a “bajar un 20 por ciento las muertes de aquí a 2015” y “aumentaría un 49 por ciento el número de personas tratadas”. Además, “como el tratamiento reduce el nivel del virus en los cuerpos, será menos probable que los seropositivos contagien a sus parejas”, afirmó Gottfried Hirnschall, director del Departamento de Sida de la OMS.

Según explicó desde Viena Pedro Cahn –ex presidente de la Sociedad Internacional de Sida y titular de la Fundación Huésped–, el tratamiento precoz se facilita porque “hay nuevas estrategias y combinaciones de drogas que mitigan toxicidades, reducen la cantidad de pastillas y resultan más baratas”. Cahn integra el prestigioso comité IAS-USA, que recomienda empezar todavía antes: “Cuando la cantidad de CD4 es menor a 500 hay ya una inflamación crónica que aumenta el riesgo de enfermedades”.

A la vez, Michel Kazatchkine, director del Fondo Mundial contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, se manifestó “muy preocupado” por la crisis en la financiación. La organización Médicos Sin Fronteras (MSF) sostuvo que “Estados Unidos y Europa desoyen las pruebas médicas sobre las ventajas de un tratamiento temprano”. Cahn consignó “un reclamo muy fuerte para que los países cumplan sus compromisos” y advirtió que “ese reclamo se extiende al Grupo de los 20, del que forma parte la Argentina: según el desarrollo de cada uno, ayudar a los países con más dificultades”.

En este marco, la Conferencia registra propuestas de impuestos internacionales: desde un tributo del uno por ciento sobre los pasajes de avión hasta la “tasa Robin” (por Robin Hood) sobre las transacciones financieras. Bill Clinton propuso “bajar costos” y advirtió que “demasiado dinero va a gente que toma demasiados aviones para ir a demasiadas reuniones”, poco después de bajar del avión que lo había llevado a Viena.

En la Conferencia se presentó también un gel de uso vaginal –cuya eficacia promedio no supera el 39 por ciento–, supuestamente dirigido a mujeres que no pueden negociar el uso del preservativo con sus parejas.

Ayer, tres ONG latinoamericanas recibieron el premio Lazo Rojo por sus “extraordinarios esfuerzos en términos de innovación, impacto, sensibilidad de género e inclusión social” en la respuesta al sida: son la Asociación de Mujeres Meretrices Argentinas (Ammar), la Asociación Comité contra el Sida de El Salvador y el Colectivo SerGay de Aguascalientes (México).