SOCIEDAD › AUN NO HAY NOTICIAS DEL SECUESTRADO EN VILLA MARTELLI
Treinta y tres días de espera
Cuando ya se han cumplido 33 días desde el momento en que Marcelo Ramírez, de 27 años e hijo de un comerciante de Villa Martelli, fue secuestrado, las esperanzas de un final feliz parecen cada día más lejanas. Las manchas de sangre encontradas en la camioneta de la víctima y el hecho de que no existe, por el momento, ningún contacto con los captores, son algunos de los elementos que refuerzan el pesimismo. Sin embargo, la familia aún mantiene la esperanza.
“No hay ninguna novedad”, contestan lacónicamente los investigadores cuando se les pregunta sobre el caso de Marcelo Ramírez, quien ya lleva más de un mes secuestrado. Este joven de 27 años, hijo de un almacenero de la localidad de Villa Martelli, fue capturado en la noche del 10 de diciembre cuando se dirigía en su camioneta a José León Suárez, para encontrarse con una chica.
Según cuentan sus familiares, esa misma noche del secuestro recibieron el primer llamado: “Tenemos a tu hijo y está bien. Pero si lo querés volver a ver, juntá 500 mil dólares”, dijeron los captores, quienes luego bajaron la cifra a 100 mil pesos.
Mientras las comunicaciones entre la familia y los secuestradores se sucedían, debatiendo la suma del rescate, la policía encontró abandonada la camioneta del joven en un descampado con manchas de sangre en su interior, lo que generó mayor inquietud entre los familiares, quienes de inmediato comenzaron a exigir una prueba de vida para pagar el rescate. “El 18 de diciembre nos llamaron los secuestradores y nos dijeron que fuéramos a buscar una carta escrita por Marcelo, donde decía que vendiéramos todo lo que teníamos y pagáramos el rescate. Se notaba que se la habían dictado, pero al menos era su letra. Esa fue la última vez que se comunicaron con nosotros”, contó el hermano de la víctima, Carlos.
La principal hipótesis que manejan los investigadores es que por la cantidad de comercios con que cuenta la familia –dos almacenes, un locutorio y una combi donde trasladan personas y grupos de cumbia–, los captores “imaginaron” que la familia contaba con el capital necesario para pagar el rescate. Sin embargo, si bien los Ramírez son dueños de estos comercios, no cuentan con el dinero exigido por los secuestradores, ya que aún deben pagar varias deudas antiguas. “Nosotros no tenemos 100 mil pesos. A lo sumo podemos juntar algo, pero nunca esa cifra. Para mí que les vendieron pescado podrido”, conjeturó Benuncio Ramírez, padre de Marcelo, al analizar esta hipótesis. También descartó de plano la posibilidad de un ajuste de cuentas. “Hace 20 años que tengo comercios y nunca tuve ningún problema. Además, Marcelo es un chico muy querido en el barrio”, concluyó.