Sábado, 23 de octubre de 2010 | Hoy
SOCIEDAD › POZO DEL TIGRE, UN PUEBLO FORMOSEñO DEVASTADO POR EL TEMPORAL
La mitad del pueblo está refugiado. Cientos de casas quedaron con los techos arrancados y los interiores arrasados. Ayer finalmente dejó de llover. No hay luz,falta agua y el hospital está sobrepasado. Confirman que los muertos fueron cuatro.
Cuando amanece, Pozo del Tigre parece un pueblo bombardeado. Norma Ríos, integrante de una cooperativa de trabajo, describe con angustia cómo quedó todo desde el tornado del jueves. “Es un caos. Hay árboles arrancados de raíz, las chapas de los techos están retorcidas en el piso, no hay luz y falta agua y el hospital está sobrepasado. La mitad del pueblo se refugió en un jardín de infantes, una iglesia, una escuela y en otras casas”, dice. Además de las cuatro personas fallecidas, hubo más de 200 heridos. Ayer llegó a este pueblo formoseño la ayuda del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos. Hoy, cuando se cumplan 48 horas del desastre, se evaluarán las necesidades primordiales de las víctimas y sus pedidos puntuales.
La lluvia se detuvo recién al mediodía en Pozo del Tigre, a 260 kilómetros de la ciudad de Formosa, sin embargo el cielo sigue nublado. En este pueblo de 6 mil habitantes hay una sola calle de asfalto, el resto es barro y lodo. En diálogo con Página/12, el ministro de Gobierno de Formosa, Jorge González, lee la lista de los fallecidos: “Josué Sosa, de un año y cuatro meses; Sergio Madregal, de 19, Roxana Taloba, de 29; y Paulo Espinosa, de 86, todos murieron por aplastamiento”. En total, agrega González, 220 personas precisaron atención por cortes y fracturas.
El tornado trajo piedras más grandes que un huevo, que rompieron todo a su paso. El viento descorchó el tinglado de un club que ocupaba un cuarto de manzana y volteó casas con 30 centímetros de pared. “Muchos habían empezado a construir sus casas, gracias a la llegada de algunos planes sociales, y el tornado se las derribó. De las 80 casas nuevas que se habían levantado por programas de vivienda, sólo tres quedaron con techo”, dice Norma Ríos, que nació en este pueblo y regresó a vivir hace cinco años. “Todo el pueblo es pobre, toda las casas tienen techo de chapas”, agrega. De a poco aparece la ayuda proveniente de Buenos Aires. Por la tarde llegan desde el Ministerio de Salud el director nacional de Emergencias Sanitarias, Gabriel Ive, y un equipo de ese área, para asistir a los damnificados. La misma cartera también envía dos unidades sanitarias móviles del Programa de Abordaje Territorial, cada una con diez profesionales, medicamentos y equipamiento tecnológico en odontología, pediatría, tocoginecología, radiología, sistema de imágenes, ecografías, mamografías y sala de rayos X, entre otras especialidades.
Es la primera atención directa para temas complejas. Ocho de los 35 heridos más graves están en el Hospital Central de Formosa, el resto se atiende en Las Lomitas, a 30 kilómetros. Paralelamente desde el Programa Remediar, que distribuye gratuitamente medicamentos esenciales, se dispuso el envío adicional de varios botiquines para afrontar la emergencia. Mientras tanto, los empleados de la planta eléctrica Refsa reponen los postes y cables caídos para que pronto haya luz en todo el pueblo, ya que por la mañana sólo tienen luz en la comisaría y el centro médico de Pozo del Tigre, gracias a dos generadores eléctricos.
Desde el Ministerio de Desarrollo Social están haciendo llegar toneladas de alimentos y distintos recursos de emergencias como colchones, mudas de ropa y zapatillas, además de productos de limpieza y techos suplementarios para las viviendas dañadas, entre otras cosas. “Por indicación de la ministra Alicia Kirchner estamos articulando las tareas con autoridades locales para resolver los problemas y atender de manera rápida a los ciudadanos de la mejor forma posible”, asegura el viceministro, Carlos Castagneto.
Las autoridades locales distribuyeron por la mañana techos de plástico y de cartón duro para pasar la emergencia. Por la mañana, según comenta el ministro de Gobierno de Formosa, se logró restablecer el suministro de agua en toda la localidad, mientras el gobernador Gildo Insfrán visitaba el lugar. Más tarde, pasada la hora de la siesta, llegó la luz al hospital. “También conseguimos al menos iluminar gran parte de las calles del pueblo y con las horas iremos recuperando la electricidad en los lugares más vitales. La noche después del tornado la pasamos totalmente a oscuras”, recuerda Jorge González.
Entre las situaciones más desesperantes, está la de las comunidades indígenas pilagás y wichís. Según las autoridades formoseñas, en la noche del jueves se les pudo acercar víveres, frazadas, chapas, colchones y atención médica, pese a que viven en lugares de difícil acceso porque los caminos son de tierra. Gracias a la solidaridad de los empleados municipales de los pueblos vecinos se pudo limpiar el pueblo durante el día. Se levantaron árboles y postes para que puedan transitar los vehículos que traían ayuda y se removieron gran parte de los escombros en busca de personas heridas o muertas.
“Por suerte, ya terminamos de buscar y puedo decir que no vamos a tener que lamentar más muertes”, dice el funcionario, que pasó los dos últimos días yendo y viniendo a Pozo del Tigre. Cuando pase la emergencia atendida también por Gendarmería, Defensa Civil y Vialidad empezará el trabajo de reconstrucción del pueblo.
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