SOCIEDAD › PAGINA/12 REVELA LAS INDAGATORIAS DEL CASO GARCIA BELSUNCE
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Las declaraciones de los acusados por el encubrimiento demuestran que la idea del homicidio rondaba en la familia desde el inicio.
El increíble relato de Horacio García Belsunce (h).
Las contradicciones.
Aquí, los textuales de las indagatorias ante el fiscal.
Por Horacio Cecchi
De las indagatorias realizadas a ocho de los nueve imputados por el asesinato de María Marta García Belsunce, otra vez surgieron interrogantes sobre el papel de Carlos Carrascosa, su marido. Página/12 accedió a esas declaraciones completas. De ellas se desprenden infinidad de elementos clave: la teoría del accidente relatada inicialmente por Carrascosa deja a María Marta como una excelsa acróbata, por las contorsiones que tuvo que realizar mientras se iba golpeando la cabeza con todo lo que encontraba a su paso. Después dijo que se resbaló en el baño. Pero tenía zapatillas puestas. Eso llamó la atención de John Hurtig, su hermanastro, que ya vislumbraba el homicidio. También resulta inexplicable lo que ocurrió con el famoso “pituto”: no fue envuelto en papel higiénico para ser arrojado al inodoro. En realidad, Horacio García Belsunce (h) para tomarlo del piso lo hizo con el papel. “Lo aprendí de las películas”, respondió al fiscal, dando la pauta de que la idea de que constituía una prueba era evidente y el fantasma del homicidio sobrevolaba con demasiada densidad el ambiente.
Horacio García Belsunce (h) confirmó en su indagatoria que Carrascosa había dado la primera versión del accidente. Esa versión que recibió transforma la muerte accidental de María Marta en una muerte plena de contradicciones. Horacio declaró que “me encuentro con Carlos y le pregunto ‘Gordo, qué pasó’ y me cuenta que seguramente María Marta se habría por su torpeza pegado un golpe contra la viga y a partir de ahí otro golpe más que le había provocado la muerte”. Horacio, entonces, intentó hacerse una composición del accidente, entró al baño y vio una viga sobre el bidet. Se imaginó que su hermana se había levantado de golpe y se había dado un golpe muy fuerte contra la viga. Quiso limpiarse la sangre con el agua de la bañera, se agachó, se volvió a levantar de golpe y volvió a golpearse con la canilla. Fue demasiado.
Pero la torpeza de María Martaquedó colgada de alfileres: tanto Horacio como su medio hermano, Juan “John” Hurtig, aseguraron que era deportista y negaron por otro lado su torpeza. Ese mismo 27 de octubre había iniciado un partido de tenis –luego suspendido por la lluvia– con Viviana, esposa de otro de los imputados, Sergio Binello, y con quien acostumbraba jugar continuamente. Al mismo tiempo, el propio John Hurtig, al llegar a la escena, reconoció que lo primero en llamarle la atención fue que María Marta llevara puestas sus zapatillas, duda que surgió inmediatamente después del cónclave familiar del “pituto”, vinculando en su interior ambos hechos. “Yo cuando empiezo por cuestiones de intuición mía –relató al fiscal Diego Molina Pico–, empiezo a dudar por las zapatillas, porque María Marta las tenía puestas, pero en ningún momento le digo a nadie que podía ser por el pitutito este”. Y poco después, agregó: “Cómo se pudo haber caído con zapatillas puestas una mina deportista como María Marta...”.
John también relató la escena del “pituto”. Como ya es sabido, lo descubrió después de retirar el cuerpo de su hermana, lo llamó a su padre, Constantino Hurtig, ambos llamaron a Horacio “Yayo” Zarracán, marido de María Laura (hermana mayor de María Marta), lo llaman a Horacito y luego convocan a Carrascosa, quien consideró que se trataba de algún elemento dejado por los médicos. Pero lo más curioso es la descripción que hizo el propio Horacito: “... me llama John y me dice, Hora, vení y me lleva al baño, en el baño, cuando llego estaba Dino, el marido de mamá, Yayo, mi cuñado, el marido de María Laura, y John. Me señalan una cosa en el suelo y me dice ‘Hora, mirá, esto estaba debajo del cuerpo de María Marta’. La miro, no me dice absolutamente nada”.
Y qué fue lo que hizo entonces Horacito: “Agarro un pedazo de papel higiénico –y aclara entre paréntesis– (esto lo debo haber aprendido de las películas) lo levanto, lo pongo más cerca para verlo, no me decía nada”. Al mencionar las películas, Horacio hizo referencia a las acostumbradas imágenes en las que un detective levanta una prueba delsuelo con un pañuelo para no borrar las huellas digitales y no dejar marcadas las propias sobre ese objeto. Era evidente que la composición que se había hecho, al menos Horacio, era que aquél era un “pituto” probatorio de película. Después, curiosamente, lo comparó por la negativa nada menos que con una bala: “¿... ustedes lo que me están queriendo decir es que esto puede ser una bala?”.
Dino Hurtig, médico pediatra y padrastro de María Marta, confirmó la afición de Horacito por las películas. “Horacio lo levantó con un papel higiénico”. “¿Por qué?”, preguntó el fiscal. “Por las películas”, respondió Dino, convencido de que fue ése y no otro el motivo, pese a que nadie hizo referencia en aquel doloroso momento a ningún film de acción.
A Dino también le tocó dar examen de medicina en su indagatoria. “¿Le dijeron que había perdido sangre o sangre y masa encefálica?”, preguntó el fiscal. “No –aclaró Dino–, me dijeron que había perdido sangre como hecho importante, y como detalle masa encefálica”. Le preguntó si el “pituto” podía ser asociado con alguna pieza de instrumental médico y él respondió: “No, lo que pasa es que los materiales de resucitación, primero no estoy familiarizado con ellos y son complejos en su formación y partes”. Molina Pico quiso saber si había trabajado en guardias médicas, cosa que reconoció, y si había aprobado la materia Medicina Legal. “Si no, no me hubieran dado el título”, respondió el pediatra que había asegurado no haber visto jamás un herido de bala ni saber en qué consiste el trámite de defunción.
Pero también es muy curiosa su perspectiva del por entonces accidente. “John insistía en que no se podía haber muerto de esa manera, él insistía con que le habían pegado con algo en la cabeza”. Le preguntaron entonces si esas dudas motivaron dudas en él. “No”, respondió. “¿Por qué?”, repreguntó el fiscal. Y la respuesta fue absolutamente contradictoria con su relato sobre el accidente: “Porque mecánicamente –dijo– era imposible que un golpe hubiera causado una fractura de esa magnitud en el baño”.
Si para Dino no fue un golpe con un objeto contundente –a la sazón cinco tiros– lo que provocó “una fractura de esa magnitud”, ¿es posible que un simple resbalón la haya provocado con pérdida de masa encefálica? Dino no avanzó sobre ese ítem.