El devastador sismo y el tsunami que azotaron a Japón el viernes pasado causaron 3373 muertos confirmados (aunque la policía el día anterior ya había difundido la cifra de 5 mil), 6746 desaparecidos y 1897 heridos, según indicó un nuevo balance oficial provisional de la policía nacional publicado el martes. Sin embargo, las cifras extraoficiales consideran que esas cantidades alcanzarán al menos a diez mil muertes. Los rescatistas japoneses, junto a delegaciones de otros países, llevan adelante la búsqueda de los miles de desaparecidos en la región afectada por el temblor, seguido por las grandes olas. Entre réplicas y el alerta por contaminación radiactiva, la población almacena alimentos, ante una eventual profundización de la crisis. Las estanterías a menudo vacías de la mayoría de las tiendas del centro son un reflejo de ese comportamiento en la ciudad.

Cada día son descubiertos nuevos cadáveres en toda la zona devastada. Las víctimas fatales contabilizadas hasta el martes son 3373, pero las autoridades temen que el balance final supere los 10 mil muertos, teniendo en cuenta el número de desaparecidos. La provincia de Miyagi es una de la más afectadas por el desastre natural. Allí han sido confirmadas 1254 víctimas mortales, mientras que unos cinco mil habitantes de la ciudad de Onagawa están desaparecidos. En tanto, en las provincias de Iwate y Fukushima fueron confirmadas hasta el momento 675 y 492 muertes, respectivamente.

En Tokio reina una extraña calma: los transportes y oficinas funcionan a ritmo lento, en tanto los ciudadanos almacenan víveres en previsión de una eventual agravación de la crisis. Desde el día de la catástrofe, Mariko Kawase, dueña de casa, de 34 de años, vive atenta a las informaciones: “Sigo con mucha atención la evolución de la situación”, explicó. “Compro bebidas, arroz, comida preparada y carne para almacenar”, indicó la mujer. “Porque quizá no será posible salir de casa en caso de contaminación radiactiva.” Otros no piensan como Mariko. Miles de residentes de Tokio decidieron abandonar por el momento la ciudad para evitar al máximo el riesgo nuclear. En la estación de Shinagawa, los trenes hacia el sur del archipiélago parten repletos de viajeros.

En medio de este panorama, las redes sociales Facebook y Twitter cumplen un rol fundamental en la comunicación de los argentinos que viven en Japón con sus familiares en el país. A través de ellas, aparecen grupos como la Asociación de Argentinos en Japón, en los que se describe la situación y se ofrecen como contactos para ubicar a personas que no han podido hallar a sus familiares en la zona del desastre. En ese sentido, el consulado argentino en Tokio informó que hasta el momento “no se han reportado víctimas ni personas oficialmente reportadas como desaparecidas”, aunque sí se reciben “muchos llamados de averiguación de paradero”.

La Cancillería argentina aseguró que “se está tomando contacto con la mayoría de los argentinos residentes en Japón, especialmente en las zonas más afectadas”. A su vez, el organismo recomendó a los ciudadanos “seguir las informaciones suministradas por el gobierno japonés y obedecer estrictamente sus indicaciones”. También difundió los teléfonos 03 5420 7106 y 03 5420 7107 y 080 1327 9416, de la embajada argentina en Japón, para que se comuniquen aquellas personas que no han podido contactarse aún con sus familiares.