SOCIEDAD
Sergio Schoklender fue detenido, acusado de manejar un auto robado
El abogado fue apresado por la Policía Federal bajo el cargo de “falsificación de documentos”. La extraña detención ocurrió a pocas cuadras del Departamento Central. Hoy declara ante Urso.
Una detención de extrañas características sufrió ayer el abogado Sergio Schoklender, a quien la policía acusó de estar al volante de un auto robado en diciembre, en la localidad bonaerense de Campana. “Yo lo compré de buena fe hace un año, no tenía idea de que fuera robado”, alcanzó a decir Schoklender desde el interior de un móvil policial ante un cronista de la agencia Télam acreditado en el Departamento Central de Policía. Fuentes de la Federal les avisaron con celeridad a distintos medios, motivo por el cual la noticia tuvo una rápida repercusión mediática y hasta imágenes en vivo y en directo. Se dijo primero que la detención se produjo durante “un control de rutina”, pero luego se aclaró que en un puesto policial cercano a la Jefatura “vieron pasar el auto, les pareció que tenía pedido de captura, llamaron al comando, lo comprobaron y procedieron a la detención”, explicó después el comisario Néstor Fernández, de la Superintendencia de Investigaciones de la Federal.
“La carátula que le pusimos al hecho es ‘falsificación de documento’, pero ahora hay que esperar lo que determine el juzgado federal que interviene”, agregó Fernández. Hoy Schoklender será llevado ante el juez federal Jorge Urso, quien le tomará declaración indagatoria. La sorpresiva detención se produjo a las 15.50 en la esquina de San José y Chile, en el barrio de San Cristóbal. Allí lo interceptó un móvil no identificable de la Federal. Según lo dicho por Fernández ante los periodistas, frente a la Superintendencia de Investigaciones, en Villa Lugano, el auto en el que iba Schoklender, un Peugeot 306 color champagne metalizado, tenía “la numeración del chasis y del motor adulterados”.
Las chapas patente que tenía colocadas el Peugeot correspondían al dominio BLL 761, tal como lo pudo ver el cronista de Télam en el lugar donde se produjo la detención. Cuando ya estaba dentro de un móvil policial, Schoklender dijo que al auto lo había comprado “el año pasado, hace mucho tiempo, junto con otros coches que se compraron para una empresa de remises”. Consultado por la acusación que se le hace, respondió: “No soy experto en documentación, pero ahora mandé a pedir el boleto de compraventa para presentarlo en el juzgado y supongo que (con esa documentación) se aclarará la situación”.
Schoklender insistió en que no tenía “forma de sospechar que era robado porque cuando lo compro, lo hago de buena fe”. El diálogo se interrumpió porque la policía lo obligó a subir la ventanilla del móvil, recordando que estaba en calidad de “incomunicado”. El comisario Miguel Colombo, jefe de Sustracción de Automotores, informó que Schoklender tenía “una fotocopia láser color de la cédula de identificación del automotor original” y que la misma estaba a nombre del propietario original del vehículo. “Se había scaneado la parte del número del chasis y motor y allí figuraban los dígitos fraguados”, según dijo Colombo a la prensa.
La adulteración de los números hizo que el caso recayera en la Justicia federal. La detención de Schoklender causó conmoción y sospechas de todo tipo en la Universidad de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, donde trabaja diariamente. La casa está ubicada en Hipólito Yrigoyen al 1500, a dos cuadras del Departamento Central.
“Desde hace un año pasaba todos los días frente a la Jefatura. No parece la actitud lógica de alguien que sabe que está cometiendo un delito y que está sentado al volante de la prueba”, dijeron docentes de la universidad, que junto con un grupo de Madres se hicieron presentes ayer en la Superintendencia de Investigaciones para conocer la situación de Schoklender. También estuvo su hermano Pablo Schoklender, quien tiene salidas laborales de la prisión, ya que todavía cumple la condena que les impusieron a los dos hermanos por el crimen de sus padres, en 1981.