SOCIEDAD › UN GRUPO ARGENTINO ALCANZO LA CUMBRE DE LA MONTAÑA MAS ALTA Y OTRO PICO CERCANO

Festejo patrio en la cima del Everest

Los montañistas, dos de ellos hermanos, alcanzaron las cumbres del Everest y el Lhotse. Para esta madrugada esperaban llegar a un tercer pico y lograr la hazaña de que una misma expedición complete la Herradura del Khumbu, que une las tres cimas.

Hoy, a las seis de la mañana, un equipo de siete montañistas argentinos podría completar –por primera vez en la historia del acceso humano a la cadena del Himalaya– la conquista de la Herradura del Khumbu, que incluye el monte Everest y otras dos altas cumbres. Los deportistas, dirigidos por los hermanos Willie y Damián Benegas, ya plantaron, ayer, la bandera argentina en las cimas del Everest y del Lhotse. Willie se disponía a hacer cumbre en el Nuptse, de casi 8000 metros de altura. Los deportistas se propusieron concretar la hazaña el 25 de mayo, por el aniversario patriótico y porque se hallan dentro de la exigua “ventana climática”, que no dura más de unos pocos días cada año, durante la cual los vientos, de 160 kilómetros por hora, disminuyen, a veces, por unas horas. Este año las condiciones son particularmente severas, al punto de que 80 expediciones fracasaron y ocho montañistas perdieron la vida en los últimos días.

Anoche, Willie Benegas partió del Campamento 4, a 7200 metros de altura, hacia el Nuptse, de 7861 metros. “Calculan hacer cumbre a las seis de la mañana, hora argentina –anunció Adrián Gluck, vocero de la expedición–. No pueden tardar más porque la ventana climática no lo permitiría.”

Es que “la zona está casi permanentemente golpeada por vientos muy fuertes –explicó Gluck–. Sólo hay un período del año, desde el 18 o 19 de mayo hasta el 25 o 30 del mismo mes, en el que el viento puede disminuir durante algunas horas. Los montañistas aprovechan ese lapso, y Willie es uno de los mejor apreciados, en el ambiente del montañismo, por su capacidad para leer las cartas climáticas”.

Pero este año fue especialmente duro. “Sucede que no ha nevado –explicó Gluck–: cuando hay nieve, el viento la deja firme en las laderas, pero al no haberla, la piedra queda al descubierto y este año se produjeron muchos derrumbes de piedras. Eso hace que haya que buscar rutas alternativas para el ascenso, y el hecho es que este año más de 80 expediciones tuvieron que bajar sin hacer cumbre. Y en los últimos días hubo ocho muertos.”

Las tres cumbres están relativamente próximas, pero nunca fueron alcanzadas en una misma expedición. El Everest, el pico más alto del mundo, tiene 8848 metros, y el Lhotse llega a los 8516. El año pasado los Benegas ya intentaron la hazaña, pero interrumpieron el ascenso para rescatar a tres miembros de una expedición española que se hallaban en emergencia.

Anoche los montañistas, todos ellos argentinos, hacían base en el llamado Campamento 4, a unos 7200 metros de altura. “Los campamentos no son más que lugares donde la ladera forma como un balconcito, relativamente protegido del viento, donde es posible clavar las carpas. No hay otra instalación que la que pone cada grupo montañista.”

Ayer a la madrugada, con temperaturas de 45 grados bajo cero, un primer grupo hizo cumbre en el Everest y pocas horas después otro conquistó el Lhotse. “La idea era coronar los tres el 25 de mayo pero el Nuptse quedará para mañana. El clima está muy agresivo, con vientos muy fuertes y empezó a nevar, por lo cual no pudimos contar con la conexión satelital para transmitir la foto de la bandera argentina en la cumbre del Everest.” En la cumbre, los montañistas sólo pueden permanecer cinco o diez minutos, porque si no serían arrastrados por el viento.

Previamente, el grupo había pasado unos tres meses aclimatándose. Van haciendo campamento a distintas alturas, a fin de que el organismo de cada integrante se vaya adaptando a los menguantes niveles de oxígeno.

Después, vendrá la parte más peligrosa: el descenso. “Las muertes se producen casi siempre en la bajada, no en la subida. Primero, porque uno ya dio hasta lo último para llegar a la cumbre y tiene menos fuerza para el esfuerzo principal del descenso, que consiste en frenarse. Siempre está el peligro de que, al caer el que está más arriba, se lleve puestos a los demás”, observó Gluck.

Los Benegas practican el llamado montañismo comercial, ya que tienen clientes a los que guían hasta la cumbre. Su cliente más conocido fue el actor Facundo Arana, quien debió abandonar el intento a los 6000 metros por no poder soportar la falta de oxígeno. A su vez, los montañistas contratan a los sherpas: “Son capaces de cargar hasta cien kilos, y ellos mismos se atienen a una categorización muy estricta: algunos están autorizados para subir hasta los 6000, los 7000 metros o la cumbre”, contó Gluck.

Los montañistas llevan alimentos desecados, que hidratan con agua caliente y que incluyen lo que Damián Benegas llama “comida emocional y psicológica: una picada de queso y salame, y sobre todo el mate, nos ayudan a estar en mejor ánimo para subir la montaña. El mate, además de darnos calor, genera distensión y diálogo”.

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Los siete argentinos se dividieron en el tramo final para llegar a las diversas cumbres.
Imagen: Télam
 
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