SOCIEDAD › LOS MACRI, EN SILENCIO Y SIN ATENDER A NADIE
Ni los llamados de la jueza
Tras la difusión del secuestro de la hija menor de Macri, la familia rechazó hablar con Servini de Cubría y hasta con Solá.
Por Horacio Cecchi
Del secuestro de Florencia Macri sólo trasciende el silencio que lo envuelve. El vallado es hermético y justificado, pero también llamativo si se lo compara con otros casos en los que también imperó el secreto familiar, como el secuestro de Antonio Echarri. Desde el martes 29 de abril, de la hija menor de Franco Macri se sabe más sobre su pasado que sobre su angustiante presente. Mientras, la familia aguarda un nuevo contacto con los secuestradores, tras el único llamado en el que anunciaron que Florencia se encontraba en su poder. Hasta el momento, los Macri no recibieron información sobre el estado de salud de la chica, lo que los expertos conocen con el frío y técnico término de “prueba de vida”. Franco sigue a la cabeza de la negociación, sin abrir ningún canal hacia organismos de gobierno. Del lado oficial, el mutismo no obedece a una planificación sino a que carece de información. Ayer, los fiscales federales Jorge Di Lello, Gerardo Pollicita y Jorge Alvarez Berlanda se reunieron durante una hora en el juzgado de María Servini de Cubría, que interviene de oficio. De la reunión, para variar no trascendió nada.
Del caso en sí, desde que ocurrió, sólo trascendieron dos informaciones confirmadas. La primera, que Florencia fue secuestrada. La segunda, que su auto, un Peugeot 206 gris, apareció vacío en Villa Tesei, en la localidad de Hurlingham, el jueves pasado por la noche. De ahí en más, el resto de la información surge de trascendidos y versiones de nada fácil comprobación. Un dato parece casi obvio: Franco Macri concentra férreamente todas las decisiones, negociaciones y comunicaciones con la banda. La otra es más dudosa porque se desconoce su origen, pero que nadie salió a desmentir: el rescate de un millón y medio de dólares.
También surge de las diversas fuentes y voceros oficiales y oficiosos, que las autoridades judiciales y policiales carecen de información. Según confió un investigador a este diario, la intervención en el caso de la jueza federal porteña María Servini de Cubría es de oficio. Esto significa que no existió denuncia de la familia, y que al tomar estado público la jueza tomó intervención obligada. Podría suponerse que, en realidad existe contacto con las autoridades y que todo se trata de una máscara para tranquilizar a los secuestradores. Pero, en esos casos, siempre surge algún resquicio para la información. En este caso no la hay, por lo que se puede deducir con casi total certeza de que no existen esos contactos. Desde el Juzgado hubo intentos de comunicación con el empresario, pero fueron en vano.
Aún más. Un allegado al gobierno bonaerense confió a Página/12 que “tanto el gobernador (Felipe Solá) como (el comisario Angel) Casafús se enteraron por los medios. Ayer se intentó tirar un cable a la familia a través de conocidos, para ponerse a disposición. Pero no hubo respuesta”.
Solá, públicamente, sostuvo que “haremos todo lo que nos pida la Policía Federal y la Justicia”, pero garantizó que la Bonaerense “no intervendrá si significa poner en riesgo la vida de una persona”. El gobernador cuestionó severamente la actitud de algunos medios (los llamó “prensa artera”) que quieren transformar los problemas de inseguridad en problemas políticos” y aseguró que está dispuesto a “enfrentarlos” (ver aparte).
Entretanto, en el juzgado de Servini de Cubría, su secretario, Fernando Moras Mon, y los fiscales federales Jorge Di Lello, Gerardo Pollicita y Jorge Alvarez Berlanda mantuvieron una reunión de alrededor de una hora, para establecer una estrategia en su actuación de oficio.
Del caso, sigue en total misterio el modo en que fue secuestrada Florencia, el momento exacto y el lugar. De la intervención de la Justicia porteña se podría deducir que el hecho ocurrió en Capital, aunque fuentes del caso ya han señalado a este diario que la intervención fue pura y exclusivamente porque la chica tiene domicilio en Capital. Una fuente de la Federal confió como posible que el secuestro haya ocurrido en territorio porteño. “Ya hubo otros casos en Capital –dijo el experto–.Uno fue la semana pasada, pero a la banda la detuvieron en provincia. Y fue a plena luz del día.”
La versión no deja de ser eso, una versión que, para colmo, es discutida por infinidad de otras fuentes tan expertas como aquélla. Esas fuentes señalan que, en la actualidad, la Capital es un terreno vedado para la industria del secuestro. Son muchas las complicaciones y los riesgos. Los controles vehiculares son efectivos por lo preventivo. Nunca se sabe qué auto detendrán. Y mucho menos, que el secuestro tenga lugar a plena luz del día. Salvo que cuenten con cobertura. En ese aspecto, los Macri ya tuvieron su experiencia: a Mauricio lo secuestró una banda de policías.