Martes, 12 de junio de 2012 | Hoy
SOCIEDAD › LA REFORMA AL CóDIGO CIVIL, EXPLICADA POR UNA DE SUS AUTORAS
Aída Kemelmajer de Carlucci, docente y ex ministra de la Corte mendocina, explicó que el proyecto presentado en el Congreso implica un cambio de paradigma y ampliación de derechos. “Hemos tenido alma de proa”, dijo, parafraseando a Güiraldes.
Por Sonia Santoro
“Eleanor Roosevelt decía a los 10 años de la sanción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: ‘¿Dónde empiezan los derechos humanos universales? Pues en pequeños lugares, cerca de nosotros’. Esta es la filosofía que está detrás.” Citando a una feminista y activista por los derechos humanos, Aída Kemelmajer de Carlucci intentó resumir cómo el espíritu del anteproyecto de reforma del Código Civil busca estar presente en la vida cotidiana de la gente. Fue sólo una de las tantas citas a las que hizo referencia para explicar el nuevo paradigma que plantea la reforma, en el marco de las “Jornadas sobre principales conflictos del Derecho Civil Constitucionalizado a la luz del Anteproyecto de Reforma del Código Civil y Comercial de la Nación”, que comenzaron ayer.
Las jornadas, realizadas por la Maestría con orientación en Derecho Civil Constitucionalizado de la Universidad de Palermo, dirigida por Kemelmajer, continuarán hoy desde las 15 (ver aparte). El anteproyecto –en cuya elaboración trabajó la jueza– fue presentado al Poder Ejecutivo hace aproximadamente un mes y sufrió varias modificaciones antes de entrar al Senado el jueves pasado.
Kemelmajer, ex ministra de la Suprema Corte de Justicia de Mendoza, fue nombrada en 2011 miembro de la Comisión de Notables encargada de realizar las reformas del Código Civil encomendadas por el Poder Ejecutivo Nacional.“Esta temática no es nueva en la historia de nuestro derecho porque los dos grandes baluartes del derecho en Argentina, Dalmacio Vélez Sarfield y Juan Bautista Alberdi, justamente polemizaron sobre esta cuestión. Es uno de los grandes debates que venimos arrastrando desde el siglo XIX los argentinos, cargado de cuestiones políticas”, explicó Kemelmajer.
En su crítica al proyecto de Vélez Sarfield, Alberdi insistía en que entre sus fuentes nunca había mencionado la Constitución Nacional.
Un aspecto de la polémica se ve en la situación de las mujeres en esa época. Alberdi decía –recordó Kemelmajer– que “todos iguales quiere decir todos libres, el padre, la mujer, los hijos. La mujer no será la esclava, la doméstica, la pupila de su marido. La hija no será la mercancía de sus padres. El gobierno del hogar tendrá dos cabezas”. “Esto es fantástico. Por eso lamentamos los civilistas que no se haya estudiado el pensamiento alberdiano”, comentó.
Durante más de una hora de charla y diálogo con los presentes se concentró en dar las conceptualizaciones generales para entender los cambios propuestos: “Los tres valores básicos que tenemos que releer son: libertad, igualdad, fraternidad. Es una relectura porque la libertad de la Revolución Francesa ni siquiera había llegado a la mujer. Cuando la señora de Olympe de Gouge pidió los derechos de igualdad para la mujer terminó en el cadalso”.
“Esta relectura plantea que la libertad va ligada a la noción de autonomía –agregó–, la igualdad va unida al pluralismo, es decir, el reconocimiento que en la sociedad existe gente con diferentes ideas y diferentes elecciones de vida, y la fraternidad que viene de la mano de la solidaridad o responsabilidad.” Esta relectura indica que va todo concatenado. Estos tres valores básicos se equilibran y hay que hacerlos balancear.
Kemelmajer explicó que el anteproyecto se basa en:
La constitucionalización del derecho privado. Toma los tratados de derechos humanos y establece comunidad de principios entre la Constitución, el derecho público y el derecho privado que se venían reclamando.
Código de la igualdad real. Se busca plasmar una verdadera ética de los más vulnerables, que hasta el momento no estaban contemplados en el Código.
La sociedad multicultural. La gente tiene muchas opciones de vida. Mientras eso respete principios que vienen de la Constitución no se tiene que coartar.
En este sentido, aclaró que los límites al principio básico de no discriminación viene dado por el respeto por los derechos humanos: “Una familia que vende la hija para pagar la deuda del padre” está “vulnerando un derecho humano”; “por eso decíamos que estos conceptos se van balanceando unos con otros, igualdad, libertad y responsabilidad”.
Además consideró que como la reforma implica un cambio de paradigma y ampliación de derechos es importante la difusión: “En todo lo que hace a la vida cotidiana de la gente, seguimos intentando explicar cuáles son los cambios. Además, se utiliza en todo el Código un lenguaje que pretendemos sea entendible por todos. Es cierto que el derecho tiene su lenguaje técnico como lo tiene la medicina, pero si yo voy a ver al abogado y no entiendo lo que me dice, es lo mismo que si voy al médico y no entiendo lo que me dice. Es grave no entender”.
Consultada sobre si este anteproyecto viene acompañado de una reforma constitucional, la jurista contestó: “En ningún momento hemos pensado en reformar la Constitución”.
Para finalizar, Kemelmajer, como una docente empeñada en hacerse entender, volvió a explicar desde otro lugar con qué espíritu trabajaron en la comisión que elaboró el anteproyecto. Lo hizo citando un poema de Ricardo Güiraldes: “Huir de lo viejo... beber lo que viene, tener alma de proa”. “Hemos tenido alma de proa”, dijo.
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