SOCIEDAD › UN HOMBRE PIDE QUE LA JUSTICIA LO DEJE UTILIZAR CANNABIS CON FINES MEDICINALES

Un permiso para cultivar en el hogar

El hombre tiene VIH y sufre de varias dolencias. Ayer presentó un amparo en la Justicia para que el Estado porteño le provea el cannabis que le reduce los dolores o en su defecto se le permita cultivar para no tener que recurrir al mercado ilegal.

 Por Emilio Ruchansky

Un usuario medicinal de cannabis y portador de VIH presentó ayer un amparo para que un hospital porteño le suministre “las dosis que sean necesarias y médicamente recomendadas o lo autoricen realizar un autocultivo de marihuana”. Según explicó Alejandro C., de 51 años, en un escrito judicial presentado desde la Mesa Nacional por la Igualdad, hace más de una década sufre enfermedades refractarias producto del VIH, como hepatitis C y polineuropatía periférica en evolución. “Para aliviar mi dolor se me prescribe metadona, y por supuesto antidepresivos”, aseguró. A partir del uso de cannabis, agrega, pudo reducir la dosis de metadona de 15 a 1,5 miligramo por día. “Ese dato está en mi historia clínica”, le comentó a Página/12. Sin embargo, cuando pidió una prescripción médica se la negaron aduciendo que se trata una medicación que sigue siendo ilegal.

La acción de amparo está dirigida contra el gobierno porteño, ya que Alejandro se atiende en el Hospital Tornú, en Villa Urquiza, y se presentó en el Juzgado en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad Nº 7, a cargo de la jueza Lidia Lago. En el planteo judicial también se deja reserva de recurso extraordinario ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación por “encontrarse afectados derechos constitucionalmente amparados”. Esos derechos, según enumera el escrito, son tres: la autonomía, la salud e integridad física y la libertad individual.

Según explicó Alejandro C., desde hace 20 años tiene VIH y en mayo del año pasado, por primera vez, probó marihuana luego de que un familiar se la acercara. “Fue durante una crisis de dolor que me provocó una fiebre. Me dieron morfina también, pero el cannabis me sirvió mucho. Entonces empecé a cultivar. Y con flores frescas el cambio fue enorme, me levantó de la cama y me estabilizó el ánimo”, relató. Por este motivo pidió en el área de Cuidados Paliativos del Hospital Tornú que le recetaran cannabis y supo que debía seguir arriesgándose a cultivar e ir preso.

En los fundamentos del escrito que presentó gracias a la gestión de la legisladora porteña María Rachid, secretaria general de la Mesa Nacional por la Igualdad, Alejandro C. reclama que se lo provea de cannabis o se le permita cultivarlo, “toda vez que el hecho de tener que recurrir al mercado clandestino para adquirir la sustancia atenta en forma directa contra su salud, integridad física y dignidad”. En el escrito se agrega que “estas sustancias se adquieren en el mercado ilegal muchas veces mezcladas con otras sustancias que suelen implicar graves riesgos para la salud”.

En los fundamentos del amparo se cita a John Stuart Mill, quien advirtió que “la libertad consiste en hacer todo lo que no daña a los demás” y también el artículo 19 de la Constitución nacional, donde se consagran las libertades individuales. El principio de autonomía, dice el amparo, también contempla “la prohibición de que el Estado y los particulares interfieran en la libre elección y materialización de ideales de vida que son parte de la moral autorreferente (acciones que no afectan la autonomía de terceros)”.

Por otra parte, sobre el derecho a la salud existen normas argentinas e internacionales que se citan en la presentación judicial, donde se afirma que la negativa a prescribir cannabis o permitir su autocultivo “constituye un obstáculo en el ejercicio de este derecho”. En diálogo con este diario, Rachid consideró que el reclamo pasa por la salud de una persona de carne y hueso que necesita de su libertad para mejorar su calidad de vida. “Por eso esperamos que la jueza Lago y el Gobierno de la Ciudad comprendan y reconozcan su derecho a la autonomía personal y su derecho a la salud y se le prescriba y provea de la sustancia que hasta su propia médica acredita que mejora su calidad de vida y su salud o al menos autoricen el autocultivo para que no recurra al mercado ilegal”, dijo Rachid.

Alejandro aseguró que lucha por su bienestar y el de las nuevas generaciones. “Tengo compañeros de 26 años con VIH, que están cansados y estresados, que tampoco consiguen marihuana, pero están motivados para cultivar. El domingo pasado fundamos una nueva agrupación, se llama Salud Cannábica Argentina. No me quiero morir.”

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A partir del uso de cannabis, Alejandro redujo la metadona de 15 a 1,5 miligramo por día.
 
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