En los transitados pasillos de la Galería Acceso Norte, por donde se accede a las líneas A, B y C del subte, bajo la avenida 9 de Julio, una fiscalía porteña allanó un local de antigüedades, donde se vendían objetos con simbología nazi. “La actividad se desarrollaba en un sitio de libre acceso público en general lesionando el bien jurídico protegido por la norma, que es la dignidad de la persona”, sostuvo el fiscal Gustavo Galante en su alegato, quien subrayó que este tipo de publicidad está prohibida por la ley y por la Convención Internacional para prevenir la Discriminación Racial. El comerciante recibió, como probation o suspensión del juicio a prueba, 70 horas de trabajo comunitario y 30 de capacitación en el Inadi y en el Museo del Holocausto o Museo de la Shoá.

“La mercadería estaba exhibida en la vitrina de este anticuario. Fue la División de Investigaciones de Conductas Discriminatorias de la Policía Federal Argentina la que allanó el local y detuvo al comerciante, siempre bajo la supervisión nuestra”, explicó a este diario el fiscal Galante. La investigación comenzó en septiembre pasado y el comerciante admitió su culpa. Entre la mercadería había cientos de prendedores, colgantes y pins con la simbología de la SS nazi y águilas con cruces esvásticas de la Alemania de la Segunda Guerra Mundial.

El precio de las medallas, pins, anillos y prendedores oscilaba entre 12 y 30 pesos cada uno. Además, durante el allanamiento fueron secuestrados medallas, tres cascos de guerra, réplicas de dagas con la cruz esvástica y el libro Conversaciones sobre la Guerra y la Paz, de Hitler. El comerciante, de 52 años, alquila hace muchos años ese local sobre el túnel subterráneo y no tiene antecedentes penales, por lo que el Juzgado en lo Penal, Contravencional y de Faltas 9 optó por suspender el juicio un año, si el imputado cumple con las horas de trabajo comunitario y capacitación. El delito en cuestión está descripto en el artículo 3 de la Ley de Actos Discriminatorios, que reprime con prisión de un mes a tres años a “los que participaren en una organización o realizaren propaganda basados en ideas o teorías de superioridad de una raza o de un grupo de personas de determinada religión, origen étnico o color, que tengan por objeto la justificación o promoción de la discriminación racial o religiosa en cualquier forma”. El artículo extiende la pena a quienes “alentaren o incitaren a la persecución o el odio” por los mismos motivos.

Los pins y la mayor parte de los objetos no eran antiguos. Tampoco los fabricaba el comerciante. “La investigación de la procedencia de estos objetos es una causa aparte, que ya se está instruyendo y que reviste tanta o más importancia que la clausura y decomiso en el local”, aseguró el fiscal.