SOCIEDAD
Las siamesas iraníes que tomaron la decisión de separarse o morir
Las dos hermanas de 29 años fallecieron poco después de la operación. Especialistas en bioética reivindican su decisión.
Todos sabían que la operación era compleja y delicada, y el riesgo muy alto. De todas formas, el resultado sorprendió: las siamesas iraníes no resistieron la intervención y murieron ayer por la mañana, minutos después de una operación maratónica que se prolongó más allá de las 48 horas previstas en un principio, a raíz de las dificultades que surgieron al momento de separarlas, y como consecuencia de la gran cantidad de sangre que perdieron. Apenas se conoció la noticia, miles de iraníes que seguían los detalles por radio y televisión salieron a las calles de Teherán a llorar a las hermanas Bijani. Fue la primera operación de este tipo en la historia, ya que antes otros médicos se habían negado a realizarla, justamente por el alto riesgo que implica. El caso abre un interrogante sobre la actitud de los cirujanos, que afrontaron la cirugía pese al peligro de existía. En esta nota, especialistas argentinos en bioética opinan sobre el caso y coinciden en que “la decisión del paciente siempre debe ser respetada”.
“La actitud de los médicos ha sido, a mi juicio, la correcta. Como profesionales, tienen el deber de informar al enfermo la verdad lo más claramente que puedan, pero el paciente es el único que puede medir el riesgo-beneficio y decidir”, dijo a Página/12 Carlos Gherardi, director del Comité de Bioética del Hospital de Clínicas. Y agregó: “Creo que estas dos mujeres eran competentes para tomar esa decisión y así lo quisieron, por sobre el riesgo que corrían”.
Por su parte, el presidente honorario de la Sociedad Argentina de Bioética, José Alberto Mainetti, opinó que “el paciente es siempre el soberano y más aún cuando se trata de un caso tan dramático como el de las siamesas iraníes”. “Las mujeres tomaron una decisión en forma competente e informada, y los médicos cumplieron con todas las exigencias técnicas y profesionales. No hay nada que objetar, porque el principio de autonomía no es discutible”, afirmó Mainetti.
Lo cierto es que Ladan y Laleh estaban convencidas de correr el riesgo. Querían “empezar una nueva vida separadas”. La decisión no era nueva, ya en 1996, cuando tenían 22 años, habían intentado operarse en Alemania, pero aquel equipo médico se negó por estimar que existían demasiados riesgos. Esta vez, el equipo del Hospital Raffles de Singapur consideró factible la intervención teniendo en cuenta “los avances tecnológicos de los últimos cinco años” y tras un extenso trabajo con las hermanas y un equipo de psicólogos.
Finalmente, el domingo por la mañana comenzó la primera operación en la historia para separar a siameses adultos unidos por la cabeza. El equipo de especialistas estuvo formado por 28 neurocirujanos de Singapur, Estados Unidos, Francia, Japón, Suiza y Nepal y un centenar de asistentes que trabajaron por turno durante las más de 48 horas bajo la dirección del singapurí Keith Goh.
A pesar de que los profesionales habían previsto ciertas dificultades, la intervención empezó a retrasarse el lunes, cuando los especialistas debían cortar una placa ósea que separaba los cráneos y se encontraron con que ese hueso era más compacto y espeso de lo que pensaban. “Cuando la operación terminaba y habían perdido mucha sangre, las gemelas se encontraban en estado crítico. La más grave era Ladan. Los médicos trataron de estabilizarla, pero su estado siguió deteriorándose y pese a los esfuerzos del equipo médico, murió”, explicó el portavoz del Hospital Raffles, Prem Kumar Nair. Una hora y media después murió Laleh, de manera casi idéntica.
Los médicos explicaron que las mujeres tenían problemas de “circulación sanguínea: debieron realizar un by-pass para separar en dos la vena que irrigaba ambos cerebros. De ese modo, una de las hermanas conservó la vena original, mientras que a la otra se le reconstruyó una con un vaso proveniente de un miembro inferior.
La operación se dio por terminada en la mañana de ayer, pero las hermanas quedaron en estado muy delicado a raíz de la gran cantidad desangre perdida. Los intentos de estabilizarlas fueron inútiles y poco después murieron. “Estamos todos muy tristes: nos sentimos muy desilusionados por el hecho de que la pérdida de sangre haya sido tan consistente en la última fase de la intervención, sobre todo después de la separación”, dijo en conferencia de prensa el jefe del equipo médico que operó a Lelah y Ladan, Keith Goh.
La noticia recorrió el mundo en minutos y fue difundida por el canal estatal 6 de Irán. Enseguida, miles de personas salieron a las calles de Teherán para llorar la muerte de Ladan y Laleh Bijani. A pesar de conocer los riesgos, los iraníes tenían la esperanza de que al menos una de ellas sobreviviría. “La nación y el gobierno iraníes sienten un profundo dolor”, dijo ayer el portavoz del gobierno, Abdolá Ramezanzadeh, tras el anuncio de la muerte de las siamesas.