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Unos 70 restos de bombas de estruendo fueron encontrados en el antiguo e histórico edificio donde funcionan la Facultad de Derecho de Rosario y su Museo de Ciencias Naturales, destruidos en gran parte por un incendio ocurrido la semana pasada, según informó el juez Carlos Alberto Carbone, a cargo de la causa. De esta manera, comenzaría a probarse que los petardos arrojados durante una manifestación de empleados estatales podrían haber causado el siniestro, considerado por las autoridades como una “catástrofe cultural y educativa”.
El titular del Juzgado de Instrucción dio a conocer los resultados preliminares de la inspección que realizó en dependencias del Museo Angel Gallardo, casi totalmente destruido por el incendio, cuya investigación está a su cargo. Estas pericias concuerdan con el informe, también preliminar, que peritos de la Policía Federal elevaron al juez federal Omar Digerónimo, quien investiga el incendio en la Facultad de Derecho por tratarse de un ente nacional, y que afectó un 40 por ciento del edificio.
“El jueves pasado convoqué a personal especializado de la Brigada de Explosivos y del Cuerpo de Bomberos de la Unidad Regional II, así como de la comisaría segunda (a cargo de las actuaciones) para efectuar una inspección en el museo”, explicó el juez Carbone. “En los techos internos del museo hallamos, a igual que los peritos de la Federal que habían estado el día anterior, unos ocho restos de bombas de estruendo, y en el patio (parquizado) otros 10 restos más”, amplió el magistrado. “A esto se suman muchísimos más hallados sobre el césped exterior (existente entre el edificio y la vereda) y la calle Moreno, que ahora son analizados en el laboratorio químico de la Brigada de Explosivos”, precisó Carbone.
El juez ya tomó declaración informativa sobre los hechos a cuatro dirigentes gremiales que participaron el martes de la semana pasada de la movilización de trabajadores estatales y municipales en Rosario. Entre los declarantes estuvo el secretario general de la regional local de UPCN, Néstor Audero, quien admitió que militantes de su gremio lanzaron bombas, pero no dirigidas al histórico edificio ocupado por la facultad y el museo.