Por el triple crimen de Benavídez, el fiscal Ricardo Juan pidió que se condene a Juan Carlos Cardozo a la pena de reclusión perpetua por haber asesinado a la hija, la hermana y la abuela de su ex mujer, Romina Martínez, el año pasado. En su alegato ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 7 de San Isidro, Juan consideró a Cardozo responsable de “homicidio agravado por alevosía (dos hechos) y homicidio agravado criminis causa”. Por su parte, la defensa solicitó la absolución. Durante la audiencia, el acusado pidió perdón entre sollozos a los familiares de las víctimas presentes en la sala. Entre ellos, no se encontraba Martínez, que nuevamente está en pareja con el acusado, y espera un hijo con él.

Antes de la audiencia, Juan Martínez, padre de la mujer que, tras los asesinatos, se reconcilió con Cardozo y espera un hijo de él, señaló que si su hija tuvo “algo que ver” con el triple crimen, “que pague lo que tiene que pagar” ante la Justicia. “No está en sus cabales, le falla el ‘mate’”, consideró. El jueves, el fiscal Juan pidió que la joven fuera investigada porque su actitud le resultó sospechosa.

La audiencia comenzó a las 10.45 en una sala que el TOC 7 tiene en el primer piso del edificio situado en Centenario 456, de San Isidro, donde estuvieron presentes unos veinte familiares y allegados a las víctimas, además de otros cinco parientes del imputado entre los que se contaban su padre y su hermana. En el lugar no estuvo Romina Martínez, quien hace tres días dijo que lo había perdonado, que está nuevamente embarazada de él y será ahora investigada como sospechosa de haber sido instigadora, encubridora o partícipe de los hechos.

Juan advirtió desde un comienzo que consideraba “acreditados” los hechos llevados a juicio, que entendía que Cardozo había actuado con “perversidad” y había dado una “muerte violenta” a la hija, la hermana y la abuela de Martínez. El fiscal enfatizó en distintas oportunidades que el acusado se aprovechó de la indefensión tanto de Nilda Ludovica Ham, de 76 años, por ser una anciana con dificultades para caminar tras haber sufrido un ACV, como de Marisol, de 6 años, por ser una niña muy inferior en tamaño y porque además se encontraba durmiendo cuando fue atacada.

El estado de indefensión de las víctimas al ser asesinadas, a puñaladas la primera y ahorcada con un cable la segunda, admiten para el fiscal la utilización del agravante de la “alevosía”, mientras que consideró que a la hermana de Romina, María Florencia Martínez, de 15 años, la mató porque lo descubrió cuando iba a escapar. Para Juan su crimen constituyó un “homicidio criminis causa”, es decir, matar para ocultar otro delito.