Dos activistas argentinos de Greenpeace quedaron formalmente detenidos ayer en la ciudad de Murmansk, Rusia, junto a otros 28 ambientalistas de distintas nacionalidades, después de que fueran apresados la semana pasada en aguas internacionales cuando protestaban en contra de la explotación petrolera del océano Artico. Según anunció el gobierno ruso, se los investiga por el delito de piratería, que tiene una condena de hasta 15 años de cárcel. Autoridades de la ONG ambientalista dijeron que, de efectuarse la acusación, ésta no tendría sustento y aseguraron que la detención fue ilegal.

“Se abrió un sumario de investigación por piratería, que es un delito contemplado en el Código Penal ruso en el artículo 227. Según la ley, para que un acto sea considerado piratería tiene que haber un hecho de violencia dirigido contra un barco y robar su mercancía o bienes. En este caso no hay sustento. El miércoles pasado, la guardia costera arrestó a dos activistas que estaban escalando una plataforma petrolera de Gazprom en el mar ruso de Pechora y, al día siguiente, desembarcaron ilegalmente en el barco de bandera canadiense Artic Sunrise para arrestar a los 28 activistas restantes que se encontraban ahí sin protestar”, explicó en diálogo con Página/12 Mauro Fernández, coordinador de la campaña de Clima y Energía de Greenpeace en Argentina.

Entre los detenidos del jueves figuran los argentinos Camila Speziale, de 21 años, y Hernán Pérez Orsi, de 40. La joven estudia fotografía, vive en el barrio porteño de Caballito y es voluntaria de la organización en Argentina desde hace cuatro años, mientras que Pérez Orsi es un marino mercante de Mar del Plata y miembro pleno de Greenpeace internacional.

Tras la acción policial, el rompehielos fue remolcado al puerto de Murmansk, donde llegó ayer con todos sus ocupantes en calidad de detenidos.

“Camila y Hernán ya se reunieron con el cónsul argentino, Jorge Nicolás Zobenica, y dijo que están muy bien de ánimo y de salud y que no recibieron ninguna agresión. Están en tierra en la oficina del Comité de Investigaciones Federal de Rusia. Todavía no tuvieron contacto con los abogados. Los rusos tendrían que haber presentado los cargos en 48 horas, pero no lo hicieron. Una vez que estén tienen que esperar como máximo 15 días para el juicio. No creemos que esto llegue a esa instancia, pero es una probabilidad. La guardia costera cometió muchas irregularidades, aunque todas las opciones son posibles”, detalló Fernández.

Por su parte, el Comité confirmó ayer que “se abrió una investigación criminal” por “piratería en grupo organizado” contra los activistas e informó que serán procesados, “independientemente de su nacionalidad”. El delito de “piratería” prevé una condena de hasta 15 años de cárcel y una multa de unos 15.500 dólares.

“Todos los que asaltaron la plataforma serán acusados”, sostuvieron las autoridades rusas en un comunicado y precisaron que la investigación se llevará a cabo “estrictamente conforme a las normas de la legislación rusa y el derecho internacional”.

Greenpeace Internacional rechazó las acusaciones e insistió en que Rusia no tenía derecho a abordar el barco y tampoco argumentos para presentar cargos contra los activistas.

“El activismo pacífico es crucial cuando los gobiernos de todo el mundo no han respondido a las advertencias científicas funestas sobre las consecuencias del cambio climático en el Artico y otras partes”, dijo Kumi Naidoo, director del organismo. “No nos dejaremos intimidar ni silenciar con estas acusaciones absurdas y exigimos la libertad inmediata de nuestros activistas”, advirtió en un comunicado.

Frente a esta situación, el director ejecutivo de Greenpeace Argentina, Martín Prieto, destacó la labor de la Cancillería argentina. “Queremos celebrar y dar las gracias al trabajo que está haciendo Cancillería en este tema. Tenemos contactos con los abogados y con la gente nuestra que está en el lugar.”

“Las familias de Speziale y Pérez están recibiendo información de modo permanente de parte de Cancillería y de parte nuestra, estamos en contacto para darles la contención emocional que es necesaria”, señaló.