Siete meses después del accidente en el que atropelló y mató al vigilador Reinaldo Rodas, el locutor Pablo García pidió “perdón” a Catalina Rodríguez, esposa de la víctima, y le dijo que se considera “responsable” de lo sucedido. El encuentro ocurrió ayer en los pasillos de Tribunales de San Isidro, a donde García había concurrido para someterse a pericias psiquiátricas. El abogado de Rodríguez, Roberto Damboriana, contó que durante la charla “García le pidió un abrazo” a la viuda y que el momento “fue muy intenso para ambas partes”. La de ayer fue la primera entrevista psicológica a García, que continuará al menos un día más, a lo que se sumarán tres jornadas de exámenes psiquiátricos.

Ayer García concurrió a la sede de la Asesoría Pericial de San Isidro, en los Tribunales, para someterse a peritajes psicológicos. El encuentro entre él y Rodríguez se produjo en los pasillos del lugar y fue la propia viuda de Rodas quien lo contó. “Fue un (pedido de) perdón sincero, lleno de lágrimas, que me llegó mucho. Hasta yo lloré porque me sorprendió como persona, porque (antes) lo veía tan soberbio”, contó Rodríguez. Ayer fue la primera vez en que la viuda y el locutor se encontraron cara a cara.

Poco después de ese encuentro en el pasillo, García y Rodríguez contaron el episodio ante las cámaras de televisión. El locutor dijo que habían mantenido “una charla sincera” en la que él se había comprometido a no hablar más con la prensa para “no dañar” más a la familia de la viuda. Rodríguez contó: “Me pidió perdón y nos disculpamos ambos. Le pedí que no destroce más mi vida, más de lo que la destrozó. Tuvimos una charla muy intensa, donde hemos decidido no seguir hiriéndonos”.

La viuda contó que la conversación tuvo lugar porque él la abordó; ella en un primer momento se negó a escucharlo, pero luego cedió y mantuvieron una charla “muy intensa”. “Me sorprendió y entablamos la conversación en la que llegamos a un acuerdo en el que él me aseguró que no va a hablar más para no seguir dañándonos”, agregó Rodríguez, que señaló que considera a García “responsable” de la muerte de Rodas, tras el accidente del 17 de febrero en la Panamericana.

El abogado de la familia Rodas, Roberto Damboriana, agregó que durante la conversación con su clienta “García le pidió un abrazo” a la viuda del vigilador y que “fue muy intenso para ambas partes”. De todos modos, aclaró el letrado, el encuentro de ayer “no va a influir en el fallo final de la Justicia”. “La charla fue de dos personas que han tenido pérdidas: ella perdió a su marido y al padre de su hijo, y la otra persona sufrió la pérdida de haber estado en una situación en la que nadie quiere estar, que es un accidente de tránsito”, evaluó Damboriana.

Ayer fue la primera jornada de peritajes psicológicos, que continuarán hoy. En tanto, las evaluaciones psiquiátricas se realizarán el 2, el 8 y el 9 de octubre. Los exámenes a los que se sometió ayer García, en realidad, habían sido programados para el miércoles de la semana pasada, pero el locutor había solicitado una prórroga porque esa fecha era, también, el primer aniversario de la muerte de su madre.

La semana pasada, García había señalado que no se disculpaba con la familia de Rodas porque “uno no puede pedir perdón por algo de lo que no se siente responsable”. Luego, el locutor se desdijo en un comunicado. “Vivo y viviré con un intenso sufrimiento desde aquel 17 de febrero, dolor que me acompañará el resto de mis días. Renuevo mi compromiso de ponerme a disposición de la familia Rodas para cuanto pueda. Pero el dolor va por un lado y las responsabilidades por otro. El tormento de la familia y el mío sólo lo conocen nuestros corazones. Las responsabilidades las dictaminará la Justicia”, aseguró allí.

Reinaldo Rodas murió el 17 de febrero de este año; iba en bicicleta por la banquina del ramal Pilar de la Panamericana cuando García lo embistió con su Peugeot 504. Por el impacto, Rodas ingresó por el parabrisas y quedó dentro del habitáculo, al lado del conductor. En su indagatoria, García aseguró que nunca intentó escapar luego del accidente, aunque “podría haber tomado cualquiera de las salidas que se indican en la Panamericana”. También señaló que la empleada de la cabina de peaje desmintió rumores según los cuales él había trasladado a la víctima durante 17 kilómetros sobre el capó del auto y que al llegar a la cabina del peaje había bromeado sobre si tenía que “pagar doble”.