Martes, 12 de noviembre de 2013 | Hoy
SOCIEDAD › EL INFECTóLOGO JULIO MONTANER RECIBIó EL DOCTORADO HONORIS CAUSA EN LA FACULTAD DE MEDICINA DE LA UBA
Residente en Canadá, el investigador argentino que dio un vuelco decisivo en el tratamiento del VIH/sida consideró que “la mejor forma de reducir la circulación del virus es reforzar la estrategia de testear de manera inmediata y precoz”.
Por Soledad Vallejos
Hacía no más de dos minutos que Julio González Montaner, el infectólogo argentino residente en Canadá, cuyas investigaciones dieron un vuelco al tratamiento en VIH/sida que le mereció reconocimiento internacional, había recibido el doctorado Honoris Causa de manos del decano electo de la Facultad de Medicina, Sergio Provenzano. Lo había antecedido un recorrido por su vida en fotografías y también una explicación de lo que su perspectiva significó para luchar contra el virus. Entonces Montaner subió al estrado y contó su secreto: “En el colegio no me fue muy bien. Tanto que mi padre –médico–, a quien admiro y respeto, me dijo: ‘A Medicina no vas porque vas a hacer un papelón y me vas a hacer quedar mal’. Yo le dije que en el colegio me iba mal porque no me interesaba, pero que sí quería estudiar medicina. Y después de mi primer final, Anatomía, llegué a casa y papá se estaba poniendo la corbata. ‘¿Cómo te fue?’ ‘Bien.’ ‘¿Cuánto te pusieron?’ ‘Nueve.’ ‘¿Por qué no te pusieron 10?’ Así me crié. Mamá era peor.” En el Aula Magna de la facultad estallaron las risas de su familia, pero también de cientos de estudiantes y profesionales. Reía también la Premio Nobel de Medicina de 2008 y descubridora del VIH, la francesa Françoise Barré-Sinoussi, llegada especialmente al país para participar, junto con él, de la jornada de Conferencias Magistrales sobre el nuevo escenario mundial ante la epidemia de VIH/sida. Los investigadores explicaron que falta investigación y compromiso de los Estados, pero también que las noticias son positivas. “Estamos al comienzo del final de esta epidemia”, auguró Montaner, a condición de que se extienda el tratamiento a quienes portan el virus pero no lo saben.
Poco antes de la ceremonia del Honoris Causa que antecedió a las clases magistrales, Barré-Sinoussi –que actualmente preside la Sociedad Internacional de Sida–, Montaner, el presidente de la Fundación Huésped, Pedro Cahn, y Horacio Salomón, presidente del Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y Sida, señalaron el estado actual de la epidemia en el mundo y las perspectivas que avizoran en el horizonte. Para Barré-Sinoussi, la investigación sobre el virus transita por un “período prometedor respecto de la obtención de la vacuna y también para lograr la cura que piden los pacientes”. La investigadora subrayó los cambios que fueron sucediéndose con los años en cuanto a tratamientos y calidad de vida: la sobrevida, una vez contraída la infección, “es prácticamente normal para las personas que hacen el tratamiento”. Sin embargo, aclaró, “todavía hay personas que se infectan, hay mucho contagio entre los homosexuales, y debe haber acceso a los testeos para todos”, algo para lo que es preciso el compromiso político de los Estados y el apoyo económico.
Por su parte, Montaner, quien en 2003 postuló que el tratamiento podía, además, prevenir la transmisión de personas infectadas a no infectadas, y poco después vio corroborada su hipótesis, insistió en lo necesario de la continuidad de las terapias. “El tratamiento es la mejor forma de la reducción de la morbilidad y mortalidad, como asimismo la mejor forma de reducir la circulación es reforzar la estrategia de testear de manera inmediata y precoz.” En 2006, recordó, se formuló como estrategia global el propósito de frenar la epidemia “y hay que implementarlo”, dijo. Y ejemplificó con el caso de la provincia canadiense de Columbia, donde trabaja: “Demostramos que entre los drogadictos endovenosos cayó la infección de VIH/sida un 95 por ciento, y estamos pensando en el cierre de la sala de sida porque no tenemos más”.
Poco después, en el Aula Magna de la facultad, Provenzano, quien conoce a Montaner desde el secundario, explicaba el sentido del reconocimiento al investigador: “Ya no es más médico, ahora es un dirigente social que reclama a los dirigentes del mundo por los derechos de las personas que viven con VIH para que sean tratadas”, enfatizó.
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