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Los 50 ocupantes de un avión de pasajeros Boeing 737 de la empresa Tatarstan Airlines murieron al estrellarse la máquina en la ciudad rusa de Kazan.

La aeronave, procedente de Moscú, se estrelló y explotó tras un abortado intento de aterrizar en el aeropuerto de Kazan, localizado a unos 800 kilómetros al este de Moscú. Hubo primero tres intentos de aterrizaje y luego el avión de línea regional de Tatarstan, en la región rusa del Volga, se precipitó y explotó al caer.

Los 44 pasajeros y seis tripulantes fallecieron. “No hay sobrevivientes”, confirmó el portavoz de la autoridad aeronáutica Serguei Isvolski, en tanto el aeropuerto fue cerrado.

El jefe del Kremlin, Vladimir Putin, manifestó su pésame y le encomendó a su ministro de Transporte, Maxim Sokolov, que viajara de inmediato a Kazan, y dispuso formar una comisión investigadora. “La catástrofe debe ser aclarada por completo”, añadió.

La agencia Interfax habló de un error del piloto como causa del accidente, aunque los investigadores dijeron que analizan varias razones para el siniestro y medios rusos especularon con que pudo registrarse una falla técnica.

Un canal de televisión estatal difundió una entrevista telefónica con una mujer que dijo que había viajado en ese avión desde Kazan a Moscú previamente, en el día de hoy, y que los pasajeros temieron porque vibró fuertemente tras el aterrizaje.

La misma aeronave sufrió un incidente en noviembre de 2012, cuando debió regresar al aeropuerto de Kazan por un descenso en la presión de la cabina tras el despegue. El Boeing tenía 23 años. Las condiciones meteorológicas al momento del aterrizaje eran buenas.

Entre las víctimas se encuentran Irek, hijo mayor del presidente de Tatarstan Rustam Minnekhanov, y el jefe local del Servicio de Seguridad Federal ruso, Alexander Antonov. Tatarstan, una región predominantemente musulmana, es una república que forma parte de Rusia, pero goza de una autonomía de amplio rango.