SOCIEDAD › CóMO FUNCIONABA LA ESTRUCTURA DEL AHORA DESARTICULADO CLAN ALE EN TUCUMáN

Un símbolo del poder paralelo

De los cinco procesados por la Justicia Federal quedan dos sin detener. El fallo, que sindica al grupo como una asociación ilícita para lavar dinero, muestra los vínculos del grupo con el club San Martín. Los negocios que para el juez no tienen explicación.

 Por Soledad Vallejos

En la causa por asociación ilícita y lavado de activos iniciada contra el clan Ale, todavía no fueron detenidos dos de los cinco procesados por el juez federal Fernando Poviña. Técnicamente, Víctor Alberto Suárez y Oscar Roberto Dilascio, procesados ambos como integrantes de la asociación ilícita comandada por Rubén “la Chancha” Ale, se encuentran prófugos, porque la resolución judicial indica que las detenciones debían realizarse entre el 21 y el 23 de diciembre. Hasta el cierre de esta edición, Ale seguía con custodia en el Sanatorio Modelo, en donde se internó a poco de conocido el pedido de prisión preventiva, que solicitó cumplir allí por motivos de salud. Su ex mujer, María Jesús Rivero, pasó la Nochebuena y el día de Navidad en el Escuadrón 55 de Gendarmería, por falta de lugar en la Unidad 4 de Mujeres; mientras que Fabián Antonio González, ahijado de la Chancha, permaneció en la Alcaidía de Tribunales por falta de plaza en el penal Villa Urquiza. El paradero de Suárez, socio de la Chancha, y de Dilascio, pareja de Rivero y a quien la Justicia vincula con la estructura de distintos negocios y dinámicas de lavado de activos del clan, era hasta anoche una incógnita.

Por su parte, el abogado de Fabián González, Mario Leiva Haro, dijo a este diario que el lunes, antes del asueto judicial y el feriado, presentó un pedido de excarcelación porque “el riesgo de fuga está descartado” y porque, ante la falta de lugar en Tucumán, su cliente podría ser enviado a una unidad penal de Salta, a 300 kilómetros.

La resolución de Poviña procesó y dictó preventiva para quienes considera, a partir de las pruebas, los indicios y las declaraciones indagatorias, parte del “núcleo” de la asociación ilícita cuyo jefe es la Chancha y en la que su ex pareja Rivero tiene, también, “activa participación”. El procesamiento describe una estructura de ilícitos aceitada y asegura que las evidencias “acreditan la forma cohesionada en que opera esta asociación”, a partir de distintas formaciones societarias: la remisería 5 Estrellas, la Gerenciadora Deportiva NOA S.A., la participación en el Club Atlético San Martín de Tucumán, el Hotel Palmas del Lago (en Carlos Paz), la Transportadora Leonel SRL. De todos ellos tomaban parte, en roles de responsabilidad que variaban de negocio en negocio, Ale, su ahijado González, su socio Suárez, su ex Rivero y la pareja de ella Dilascio.

A pesar de que las declaraciones indagatorias de los ahora procesados diferían en datos de fechas y explicaciones de cómo se conocieron entre sí los integrantes de la asociación ilícita, el juez Poviña pudo fechar algunos de esos vínculos gracias a documentación de las sociedades. Así, señala que Dilascio y Ale se conocen desde antes de que ambos confluyeran en el club. Actual pareja de Rivero, con quien convive aunque no estaba en el domicilio cuando detuvieron a la mujer, Dilascio llegó a San Martín como representante de un jugador y luego, según él mismo declaró, se hizo cargo de la Gerenciadora NOA SRL a pedido de quien entonces presidía el club. A Rivero, agregó, la conoció también en el club. Sin embargo, el juez Poviña señaló que las pruebas datan esos encuentros con anterioridad, en ambos casos vinculados con la remisería.

Dilascio mantuvo la presidencia de la Gerenciadora durante la gestión de Ale al frente del club, el mismo período en el que Rivero fue su vicepresidenta (y empleada de la Gerenciadora), Fabián González el vicepresidente segundo y Suárez, vocal. En ese período, San Martín terminó por profundizar una crisis económica que se convirtió en debacle, e incluyó la compra de vehículos a nombre de la Gerenciadora con fondos de procedencia dudosa, la concesión de una cantina (nunca declarada formalmente) a Suárez y de una boutique a Valeria Bestán (ex mujer de Ale, procesada por lavado de activos en la misma causa), quien no habría rendido cuentas de esa actividad ni tampoco habría cumplido con contraprestaciones y cuya línea telefónica “estaba a nombre de María Jesús Rivero”. A ello, indica la resolución, se suma que San Martín “habría recibido la suma de $ 1.200.000 en carácter de subsidios provenientes del gobierno de la Provincia de Tucumán” en 2008, un dinero que “nunca se empleó para remodelar el estadio, desconociéndose el destino de los fondos en cuestión”.

Durante los allanamientos realizados en marzo de este año, en la remisería se halló “documentación contable relativa al club”, y en su indagatoria, Dilascio contó que las entradas populares para los partidos de San Martín se vendían en la remisería 5 Estrellas. Entre otras evidencias, eso demuestra, evaluó el juez, que Dilascio era “persona interpuesta para ocultar al verdadero responsable de las operaciones”, que no era otro que la Chancha. “La asociación desplegaba sus actividades en forma cohesionada”, dice la resolución: Ale “era el jefe”, Dilascio formaba parte, al igual que Rivero que, aunque ya no era pareja de la Chancha, adscribía a la asociación ilícita y “seguía recibiendo los frutos” de ello. En esa geometría, Suárez, vocal en el club, donde además tenía la cantina, aparentaba manejar el dinero que en realidad controlaba Ale. Suárez fijó domicilio fiscal en la remisería, sus bienes no condicen con sus ingresos y tiene un terreno en El Cadillal, que la Justicia sospecha propiedad de Ale.

El ahijado de Ale, González, fue tesorero del club San Martín. También tiene un terreno en El Cadillal que se sospecha propiedad de la Chancha, y su relación con él se remonta a 1995, época en la que Rivero era también su pareja. Ale fue padrino del casamiento de González con Julia Picone (procesada por lavado en la causa), quien no tenía relación con la Chancha e ignoraba, según dijo al juez Poviña, actividades y propiedades de su marido. La relación de la Chancha y González es tan estrecha que, en las cartas secuestradas durante los allanamientos y en las que ella reclamaba dinero, Rivero se refería al ahijado como “tu hijo Fabián”. González y su mujer son, también, propietarios de Transportadora Leonel, cuya constitución “tuvo por finalidad blanquear el dinero proveniente de los ilícitos cometidos por la asociación”.

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María Jesús Rivero está en un escuadrón de Gendarmería por falta de lugar en el penal de mujeres.
Imagen: Télam
 
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