SOCIEDAD › UNA RECONSTRUCCION DEL CRIMEN EN EL CLUB GEBA
El trágico final de Gandiaga
Por C. R.
En la sede del club Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires (GEBA), escenario de la violación seguida de muerte de la que fue víctima la maestra Fabiana Gandiaga, se reconstruyó ayer el itinerario que siguieron los asesinos hasta depositar el cuerpo en un pozo de cinco metros de profundidad donde permaneció oculto durante una semana. Los miembros del Tribunal Oral 14 se hicieron presentes en el GEBA, acompañados por varios testigos y por los tres imputados. Tras una recorrida por el baño donde ocurrió la agresión sexual, los jueces intentaron reproducir la forma en que el cuerpo fue llevado hasta lo más profundo del hueco, de muy difícil acceso, algo que finalmente no se pudo hacer, aunque habían llevado un muñeco de tamaño y peso similares al de la víctima. La conclusión de los peritos fue que en la maniobra intervinieron “al menos dos personas”. Los más comprometidos siguen siendo los detenidos Fernando Antúnez y Carlos Vallejo, mientras que el abogado del tercer imputado, Miguel Angel López, insistió ayer en que su representado “es inocente”.
“Al quedar demostrado que el cuerpo pudo haber sido manipulado por dos personas, se cae el único elemento que podía involucrar a mi defendido, quien ha reiterado que es totalmente inocente”, estimó ayer Walter Mércuri, abogado de López. Fuentes de la causa recordaron que si bien López no tiene heridas que certifiquen su participación –Antúnez y Vallejo tienen escoriaciones compatibles con las provocadas por las uñas de la víctima en su intento por defenderse–, hay “abundante prueba testimonial” que lo sitúa en el lugar de los hechos, a pesar de una fallida coartada que ensayó para desincriminarse.
Juan Jacinto Devalle, abogado de la familia Gandiaga, confirmó que el médico legista presente durante la reconstrucción “estimó que al menos intervinieron dos personas”, dadas las dificultades para bajar el cuerpo. El hueco en cuestión, que conduce al lugar donde se encuentra un generador de energía eléctrica de la empresa Edesur, está ubicado en la planta baja del complejo GEBA, compuesto por tres edificios interconectados, lo que convierte al lugar en un laberinto de escaleras, pasillos, pisos y entrepisos. En él se perdió Gandiaga el 20 de octubre de 2001 y cayó en manos de sus asesinos, quienes la llevaron por la fuerza a un baño ubicado en un sector del club que todavía sigue inhabilitado para el público.
Al pozo se baja por una escalera de hierro amurada en la pared, de difícil acceso en condiciones normales y más cargando un cuerpo muerto. Por eso se estima que fueron dos los que manipularon el cadáver, hipótesis que “no deja necesariamente afuera al imputado López”, según insistieron fuentes cercanas a la investigación.