Jueves, 29 de mayo de 2014 | Hoy
SOCIEDAD › LA JUEZA INTERROGó A TéCNICOS DE LA TORRE DE CONTROL DE CARMELO
La Justicia de Uruguay intenta determinar si el avión cayó en el Río de la Plata por una falla humana, por un desperfecto técnico o por utilizar combustible contaminado. Ayer retiraron los cuerpos de las dos últimas víctimas
La tragedia aérea del Río de la Plata, que dejó un saldo de cinco muertos y cuatro heridos, tiene por ahora una sola certeza, varias incógnitas y algunas hipótesis. La certeza es que el piloto había decidido emprender el regreso hacia San Fernando, después de comprobar que el aeropuerto de Carmelo, en la costa uruguaya, no estaba operable, por la niebla, ya que no cuenta con instrumental para funcionar ante esa emergencia. De ahí en más las causas del accidente pueden atribuirse a una falla humana, un problema con el combustible utilizado y, con menos probabilidad, un desperfecto técnico. En busca de despejar incógnitas, la jueza uruguaya María Facal, que investiga la caída del avión, tomó ayer declaración testimonial a familiares de las víctimas y a dos técnicos de la torre de control de Carmelo, con los cuales el piloto se habría contactado minutos antes del accidente.
Recién ayer pudieron ser retirados de la aeronave los cuerpos del piloto y el pasajero que viajaba a su lado (ver nota aparte). El avión quedó en el agua a la espera del relevamiento de los peritos de la Junta de Investigaciones de Uruguay, que tomarán las muestras y harán los exámenes necesarios para determinar las causas de la caída. Los dos sobrevivientes que quedaban internados en hospitales de Uruguay fueron trasladados ayer a Buenos Aires para seguir su tratamiento (ver aparte).
El avión es un Beechcraft Super King Air B200, propiedad del empresario textil argentino Federico Bonomi, dueño de la marca Kosiuko y del hotel boutique Casa Chic, en Carmelo, que las víctimas iban a visitar. El piloto, Leandro Larriera, de 43 años, volaba desde hace 12 años y era amigo personal de Federico Bonomi, dueño de la firma Kosiuko y propietario del avión accidentado.
El vocero de la Corte Suprema de Uruguay, Raúl Oxandabarat, informó que la jueza “interrogó a la esposa y al primo del piloto, y a dos técnicos de la torre de control de Carmelo que estaban en el momento en que el piloto se contactó”. A última hora de ayer, el vocero precisó que todavía quedaban “cinco o seis personas más por interrogar”.
La investigación apunta a saber si desde la torre de Carmelo le dieron alguna instrucción al piloto, y si se cumplió el protocolo en caso de que hayan existido malas condiciones climáticas para aterrizar.
Alvaro Loureiro, vocero de la fuerza aérea uruguaya, confirmó a la agencia Télam que en el Aeropuerto de Carmelo “la forma de aterrizaje es visual, es una estación aérea que no tiene sistema de radioayudas, por lo que el piloto al llegar y ver que no estaban dadas las condiciones climáticas para aterrizar, emprendió el regreso hacia San Fernando”.
Para el portavoz de la aviación uruguaya, la Justicia “es la que debe determinar las causas de la caída”. “Lo que sí está claro –enfatizó– es la existencia de dos bancos de niebla que impedían aterrizar visualmente en Carmelo.” “Lo que sabemos es que el avión no pudo operar en Carmelo y emprendió el regreso a San Fernando. En ese momento se produce el accidente”, afirmó.
Los investigadores manejan varias hipótesis:
–Que el piloto, al emprender el regreso, voló muy cerca de la superficie del río, en busca de visibilidad.
–Una falla en el motor. Para que el avión se precipite, tienen que dejar de funcionar los dos motores, algo poco probable. La máquina pude volar con un solo motor.
–Una de las causas que podrían derivar en que salgan de servicio los dos motores es la presencia de combustible contaminado.
–También es posible que el avión se haya quedado sin combustible.
El accidente ocurrió el martes después del mediodía, cuando el avión, que había partido alrededor de 12.15 desde San Fernando, con nueve personas a bordo (incluido el piloto) cayó sobre el Río de la Plata, en un sector poco profundo. El arribo a Carmelo, estaba previsto para las 12.45, por lo que se estima que el accidente ocurrió unos cinco minutos antes de llegar a destino, informaron fuentes de la Agencia Nacional de Aviación Civil (ANAC).
La jueza Facal ordenó pericias en la máquina, pero deberá manejarse con indicios y testimonios: este tipo de avión “no tiene una caja negra que registre las grabaciones de las últimas conversaciones entre el piloto y la torre de control”, dijo una fuente de la Agencia Nacional de Aviación Civil (ANAC).
La jueza demorará la entrega a sus familiares de los cinco cuerpos de las víctimas mortales hasta que concluyan las pericias. “Dispuso que el médico forense elabore un informe completo sobre las cinco autopsias antes de entregarlos a sus familiares ya que quiere contrastarlas unas con otras”, dijo Oxandabarat. No descarta, además, tomarle declaración a los dos sobrevivientes que están internados en Buenos Aires, Santiago Villamil e Ignacio Liosa, quienes siguen hospitalizados. Ambos habrían relatado que minutos antes de la caída el piloto habría expresado la existencia de bancos de niebla y que debían regresar a San Fernando.
El secretario de Seguridad, Sergio Berni, estimó que “la niebla jugó un papel muy importante” en la caída del avión, “Ya sea como causa primaria del accidente o en una complicación que tuvo el piloto con el avión, cuando intentó amerizar no pudo ver bien el lugar” por los densos bancos de niebla, dijo Berni. Si bien el piloto era un profesional “muy experimentado”, opinó, el avión cayó “en un lugar donde había muchos islotes” y que, seguramente, el piloto “pensó que estaba en aguas profundas y prácticamente el agua no llega ni a los tobillos”. El avión quedó apoyado en el piso”, graficó.
“Había bancos importantes de niebla. Un helicóptero tuvo que bajar a 45 metros para poder localizar el avión siniestrado”, graficó Berni.
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