El avión argelino que se estrelló el jueves en Gossi, en el este de Mali, se encuentra totalmente desintegrado y sus restos diseminados en un espacio de unas nueve hectáreas, en tanto que no hubo sobrevivientes entre sus ocupantes. Así lo informaron las autoridades francesas a partir de los reportes de efectivos militares y civiles de ese país que participaron de la búsqueda y el hallazgo de la máquina.

El lugar donde fueron encontrados los restos del avión es una zona de sabana, “de unos 300 por 300 metros”, pero de “muy difícil acceso, particularmente en temporada de lluvias”, dijo el ministro francés de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius.

Las primeras imágenes grabadas por un soldado de Burkina Faso que fue de los primeros en llegar al lugar, y que fueron difundidas por el canal France 2, muestran una extensa área con restos de pequeño tamaño diseminados en una zona muy extensa y de los que apenas son reconocibles algunos restos del fuselaje, describió la agencia EFE.

Según la compañía Air Algerie, en el avión viajaban 110 pasajeros y seis tripulantes españoles, y no hay sobrevivientes, pero las autoridades francesas, que están liderando las operaciones, informaron que había 112 pasajeros, de los cuales 54 eran franceses.

El dispositivo militar que controla la seguridad sobre el terreno está compuesto por 120 militares franceses, 60 malienses y 40 holandeses, integrantes de la misión de la ONU en el norte de Mali (Minusma).

Desde el jueves a la mañana, la Minusma envió dos helicópteros de combate Apache al lugar para sobrevolar la zona e impedir la entrada de personas que pudieran alterar el escenario del accidente. Una de las dos cajas negras del avión ya llegó a Gao, la ciudad más cercana del accidente y la mejor equipada de la región.

El ministro argelino de Transporte, Amar Ghoul, dijo que “no debe excluirse ninguna hipótesis. Hay pistas más sólidas que otras, pero sólo la investigación determinará las causas exactas del accidente”.

En el momento de su desaparición de los radares –precisó Ghoul–, el avión volaba a 900 metros de altura, y se encontraba a una distancia de 800 kilómetros de los aeropuertos operativos más cercanos, Ugadugu y Bamako, ya que el de Gao está cerrado.

La única certeza que se tiene hasta el momento sobre el accidente es que el avión atravesó una franja de fuertes tormentas y que el personal de vuelo manifestó a la torre de control de Ugadugu (de donde había despegado) su intención de cambiar de ruta justo antes de que se perdiera el contacto con el aparato.

Ghoul recordó que el aparato siniestrado había hecho cinco veces antes el trayecto y que todas las autorizaciones habían sido entregadas tras su debido examen. “Todo estaba en regla”, precisó. En la misma línea, la vicepresidenta del gobierno español, Soraya Sáenz de Santamaría, reafirmó hoy que el avión, que pertenecía a la compañía española Swiftair, había superado con éxito todas las inspecciones y estaba en buenas condiciones.