Un joven murió tras recibir un balazo en la cabeza, otro quedó internado de gravedad por un balazo en el pecho y una camioneta resultó incendiada tras un confuso episodio frente a la Villa Zavaleta, en Parque Patricios. Fuentes policiales aseguraron que dos agentes, que se trasladaban de civil en una camioneta no identificada como perteneciente a la fuerza, resistieron un intento de robo “de la modalidad piraña”, cercando el auto y obligando a entregar objetos de valor, y que eso provocó un “enfrentamiento”. Vecinos de la calle Iriarte al 3600, donde sonaron los balazos, aseguraron que el joven muerto no intentó robar a los hombres. Luego de los disparos, un grupo de vecinos atacó a pedradas y botellazos a los policías de civil, que huyeron. La camioneta, abandonada en la calle, terminó incendiada.

La investigación de lo sucedido quedó a cargo de la Prefectura Naval, que ayer por la tarde realizó peritajes en el lugar donde falleció el joven baleado. En la pesquisa también interviene la comisaría 34ª.

El episodio comenzó entre las 13.30 y las 14. Voceros policiales dijeron que los agentes de la Policía Federal iban de civil a bordo de una camioneta Renault Kangoo en la cual transportaban insumos para el hospital Churruca-Visca. Al disminuir la velocidad para pasar una cuneta, explicaron, fueron sorprendidos por tres jóvenes que los rodearon y a punta de pistola los amenazaron para que se bajaran del vehículo.

Las mismas fuentes aseguraron que, en ese momento, los agentes se identificaron como policías y que uno de los jóvenes disparó contra ellos, por lo que se originó un breve tiroteo que terminó cuando uno de los presuntos asaltantes cayó muerto de un balazo en la cabeza. Otro de los jóvenes, herido de un balazo en el pecho, fue trasladado al Hospital Penna. El tercero logró escapar.

Sin embargo, vecinos de Zavaleta denunciaron que el chico muerto de un balazo era ajeno a todo intento de robo. De acuerdo con otra versión, el chico habría fallecido por recibir una bala perdida.

Poco después de los disparos, un grupo de vecinos del lugar, enfurecido por la muerte del chico, prendió fuego la camioneta Kangoo que habían abandonado los policías en su huida. Luego, los habitantes del asentamiento reaccionaron contra los efectivos que acudieron al lugar, por lo que el área fue perimetrada por personal de la Prefectura Naval Argentina.

La situación fue controlada y se inició una causa que quedó a cargo de la Justicia porteña de turno, que procuraba reconstruir las circunstancias del episodio.