Cerca de 800 de los 1040 internos del penal de Cascavel, en el estado de Paraná, en Brasil, reclamaban ayer por las pésimas condiciones de alojamiento por las que pasan. Durante la protesta fueron tomados tres rehenes y dos de los internos, que tenían fuerte vinculación con los penitenciarios (uno de ellos era ex policía), fueron decapitados. Otros tres fueron arrojados desde los techos de uno de los pabellones, a una altura de 15 metros. Los rehenes eran dos guardias y un agente de la Policía Civil. A la hora en que se desató el reclamo, diez guardias custodiaban el penal. Se realizaban negociaciones con los delegados de la protesta.