“Todo indica que la bala que mató a Sabrina salió de un arma policial.” Una altísima fuente de la Justicia le dio ayer ese diagnóstico al trágico caso en el que murió la chica de 15 años en la escuela de Morón. La autopsia determinó que Sabrina murió por una hemorragia masiva de la aorta y el pulmón, producto de que el proyectil ingresó por el pecho en el cuerpo de la adolescente. Aunque todavía la Gendarmería no concluyó los estudios, el disparo habría ingresado por un portón y el impacto es casi seguro que fue producto de un rebote. El fiscal Claudio Oviedo recibió los informes telefónicos preliminares y, si se comprueba que el balazo salió de un arma policial, encuadrará las cosas como homicidio culposo. Las pericias demostrarán de cuál de las armas policiales salió el proyectil y la causa girará en torno de cómo dispararon los uniformados, qué precauciones tomaron y si la actuación fue razonable o no.

Sabrina Olmos murió de la manera más increíble, mientras estaba en el patio del colegio parroquial Félix Burgos, en Morón, durante un recreo. La versión oficial es que un par de sujetos venían huyendo, supuestamente después de haber intentado robar un auto a unas 30 cuadras de la escuela. En el marco de la persecución policial, los efectivos dispararon –según ellos– en respuesta a disparos de los dos ladrones. Los jefes de la fuerza afirman que el tiroteo se registró a 200 metros del colegio y, en principio, uno de los proyectiles pegó en un portón verde e ingresó al patio, impactando en Sabrina. Planteada la duda sobre la capacidad de matar de un disparo realizado a 200 metros, con rebote de por medio, el criminalista Raúl Torre sostuvo ante este diario que “un arma 9mm tiene una trayectoria con capacidad de producir muertes hasta a 1200 metros. Yo he firmado pericias respecto de casos producidos a esa distancia. Eso significa que a 200 metros y aun con el rebote, es perfectamente posible que haya terminado con resultado de muerte. Lo definitivo será la balística, es decir la comparación del proyectil encontrado en el cuerpo, con las balas testigo de las armas secuestradas por el fiscal”.

En la Justicia deslizan que parte del enfrentamiento se dio delante del colegio, no a 200 metros. Por eso los peritos buscaban vainas servidas junto al propio paredón de la escuela.

En el Fiat Palio en el que huían los supuestos ladrones se encontró un arma calibre 22 y en el piso una calibre 45. Pero el proyectil que se sacó en la autopsia es calibre 9mm, es decir, de las armas reglamentarias de la Bonaerense. Cuando desde la Justicia se dice que es casi seguro que el disparo haya salido de los uniformados, se deja traslucir un pequeño margen de duda: proviene del hecho de que uno de los dos presuntos delincuentes está prófugo y pudo haber usado un arma 9mm. Es altamente improbable, según dicen en los tribunales de Morón. El otro supuesto delincuente, José Luis Rodríguez, está detenido.

Tras la autopsia realizada en la morgue de Lomas de Zamora –se buscó un lugar alejado de la influencia de Morón–, ahora sigue la pericia balística que hará la Gendarmería. El fiscal Oviedo secuestró seis armas de los uniformados y, por computadora, se hace el cotejo para saber de cuál de esas armas salió el proyectil. El policía que haya hecho el disparo seguramente será imputado por el delito de homicidio culposo, es decir por impericia, imprudencia o negligencia y si el enfrentamiento fue delante mismo del colegio, la acusación tendrá más peso. Todo hace prever una dura batalla judicial, porque los integrantes de la Bonaerense dirán que actuaron en forma razonable y es casi seguro que la familia de Sabrina opondrá el criterio de que dispararon de forma indiscriminada, sin tomar las precauciones que deberían haber tomado.

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