Lunes, 23 de febrero de 2015 | Hoy
SOCIEDAD › UNA EMISORA EN UNA ESCUELA DE COSQUíN, CONDUCIDA POR ALUMNOS DE 10 AñOS
Chicos de la escuela primaria del barrio Alto Mieres, de Cosquín, conducen su propio programa de radio, transmitido en vivo en una emisora básica instalada en un aula. La conocían como la escuela de los chicos pobres. Ahora los llaman los chicos de la radio.
La escuela José Francisco Mieres siempre fue conocida como la escuela de los chicos pobres de Cosquín. Está ubicada en el barrio Alto Mieres, a poco más de un kilómetro del centro, y van 340 estudiantes. La mayoría vive en el descampado donde todo es básicamente tierra y casas de chapa. Desayunan y almuerzan en el colegio y, muchas veces, los docentes les consiguen ropa y calzado. Aunque esta situación no cambió, desde hace dos años, los vecinos empezaron a llamar a la institución pública “la escuela de la radio”. Por iniciativa de la directora, que veía que los alumnos tenían problemas para leer y expresarse, se conectaron con una radio comunitaria de la zona con la idea de que pudieran ir a la emisora una vez por semana, presenciar los programas y, si existía la chance, participar en alguno. La respuesta fue inesperada. No sólo se les propuso formar parte de un magazine en vivo, sino que se comprometieron llevar la radio a la escuela las veces que hicieran las transmisiones juntos. Ahora, los chicos que no tienen nada, cada 15 días, cuentan con una emisora sencilla que se instala en un aula de informática sin ningún tipo de ayuda. También desarrollan una voz propia con la que comparten sus problemas, desde su mirada, a toda la ciudad.
El programa en el que participan se llama Punto de Encuentro y se transmite de lunes a viernes, de 10.30 a 13, por Radio Inédita 103.9, que llega a varios kilómetros a la redonda en el Valle de Punilla cordobés. Los jueves, de manera quincenal, los 12 cursos de los seis grados de la escuela primaria intervienen en cinco bloques de 15 minutos y presentan informativos, puestas musicales, radioteatros y publicidades. Todas las producciones son realizadas por los chicos con la ayuda de sus maestros, en base a la currícula escolar y a materiales radiofónicos que la radio provee. Muchos familiares de los estudiantes también participan.
“Notamos que los chicos tenían falencias en lengua oral y un vocabulario muy pobre. La idea de hacer radio surgió para que perdieran el temor a la lectura en voz alta”, sostiene Mónica Giacometti, directora de la escuela. El proyecto de radio fue denominado por los propios chicos Experiencia Inédita y funciona desde agosto de 2013. “El nombre es simple, pero ilustra bien la experiencia: debe ser uno de los únicos casos en el país en el que chicos de primaria hacen radio en vivo desde su escuela”, afirma.
Emilse Romero Hillman, integrante de la Cooperativa Nodos que maneja la radio, cuenta que la propuesta de llevar los equipos radiofónicos “es una forma de salir a la comunidad y darle la palabra a un grupo etario que no la tiene. Es un servicio que, además, tiene la intención de darle visibilidad a una escuela y un barrio estigmatizados”.
La instalación de la mini radio es trabajosa pero genera satisfacción, dice Romero Hillman, quien se encarga de la producción del programa. El miércoles previo, cuatro miembros de la cooperativa llegan al colegio en un auto, donde cargan una antena parrilla, una consola, una notebook, cuatro micrófonos y un enlace móvil en el que se conecta la antena. Arman todos los equipos y el jueves, a las 9, suben la antena al techo. Todo lo hacen ad honorem y sin ningún tipo de ayuda gubernamental.
Una conductora interactúa con los chicos y maestros de determinados cursos, que son designados previamente por la directora. Como esta elección se hace con tiempo, los alumnos trabajan los contenidos durante las clases previas. “Se trabajan mucho los derechos humanos, especialmente aquellos que atraviesan a los chicos y a sus familias por su situación social: el derecho del niño, a la identidad, a la educación sexual o a la comunicación”, explica Giacometti.
“Es el mismo programa que hacemos en estudio pero, esos jueves, los grados de la escuela tienen sus propios bloques para intervenir. Entonces, la audiencia ya está y los entrevistados van a la escuela. Cambia el lugar, no el formato”, comenta la productora. Los programas también salen en Internet, por lo que el público se agranda y permite el contacto con familias de alumnos que pertenecen a comunidades paraguayas, uruguayas o peruanas y viven en distintos países.
Si bien el proyecto nació de una iniciativa conjunta entre la escuela y la radio, tuvieron que pedir autorización a Inspección del Ministerio de Educación local. La propuesta entusiasmó tanto que se le pidió a Nodos que invitara a participar a las otras tres escuelas públicas primarias de Cosquín. De esta manera, los colegios rotan por emisión y van a la Escuela Mieres. Para Romero Hillman, la visita de otros chicos y entrevistados como músicos y autoridades es una de las experiencias más enriquecedoras porque “permite integrar y generar experiencias conjuntas con los chicos de La Mieres”.
La escuela se revoluciona los jueves. Según la directora, es un día de fiesta. Los alumnos se autoimponen “silencio de radio”, cuando ingresan a la antigua sala de informática, transformada definitivamente en estudio, para hacer los programas. Los cursos que esperan su turno de aire, aguardan en un aula contigua y ensayan sus intervenciones. El resto de los cursos escucha con radios desde sus aulas, mientras tienen clases. “En Cosquín no hay gas natural. Tenemos mañanas en que van a la escuela con –7º C y, de suerte, en algún aula hay una estufa eléctrica. Pero todo eso no impide que se los vea entusiasmadísimos. Hasta el jardín de 4 y 5 participó frente a los micrófonos. El año pasado se notó mucho el trabajo en mejorar las producciones y en evitar que sea el docente el que hable”, comenta Romero Hillman.
Después de las emisiones, los estudiantes escuchan los programas para mejorarse. Giacometti señala que también se dan intercambios entre los estudiantes y los docentes, todos respetuosos pero defendiendo sus posturas, dos cualidades que aprendieron con la práctica radial. “Los chicos cambiaron su forma de expresarse, tienen más soltura al momento de la lectura en voz alta, mejor redacción y mantienen diálogos más fluidos. Además, todos quieren participar, hasta el más tímido”, agrega.
Este año, las clases en La Mieres comienzan el 2 de marzo y, desde la escuela y la radio, calculan que Experiencia Inédita volverá a escucharse a partir de mayo, para poder prepararse de acuerdo a los contenidos académicos. La docente asegura que “la experiencia es un regalo. Chicos que no sabían nada de radio ahora tienen palabra propia, no comandada y con contenido. Uno piensa que los chicos están en cualquiera, pero no es así. Tienen una mirada interesante y pícara. Es interesante escucharlos hablar sobre temas que les interesan. Otro aspecto valioso es que tienen una mayor autoestima. La audiencia los reconoce y les solicita. Si antes eran la escuela pobre que está lejos del centro, ahora se autovaloran y reconocen como ‘los chicos de la radio’”.
Informe: Gonzalo Olaberría
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