Miércoles, 20 de enero de 2016 | Hoy
SOCIEDAD › ARRASTRADOS POR LA CRECIDA DE LOS RíOS, LOS CAMALOTES LLEGARON A LA CIUDAD
Un día después de que las costas de Quilmes amanecieran verdes, llegó el turno de Puerto Madero, donde plantas y ramas flotaban con algunos pequeños animales a cuestas. Los especialistas aseguran que es la dinámica tradicional de los humedales del río.
La Fragata Sarmiento amaneció rodeada de verde por la crecida de los ríos en la zona del Litoral argentino, que luego de inundar de camalotes la costa del partido bonaerense de Quilmes hizo lo propio en la zona porteña de Puerto Madero. Con las plantas y las ramas llegó también algo de fauna: yararás, víboras y nutrias se acercaron a la costa quilmeña, mientras que en la zona de veleros de Puerto Madero sólo se registró –al menos de manera oficial– presencia de insectos y arañas. El fenómeno es una de las consecuencias de la inundación que afecta al nordeste del país desde mediados de diciembre. Al mismo tiempo que a Buenos Aires, los camalotes llegaron a la costa de San Isidro y Tigre. Para los especialistas, se trata de un fenómeno natural del curso del río que “sirve a las especies para ocupar nuevos territorios naturales” y que incluso “es beneficioso, ya que oxigena el agua”.
“Recién salimos de trabajar, nuestra oficina queda acá cerca. Un compañero nos dijo que había visto una nutria más temprano, así que como teníamos algo de tiempo vinimos a ver si encontrábamos algo”, dijo a Página/12 Florencia Scoccimarro, acompañada de un grupo de amigos. Para quienes caminan por la zona todos los días, el paisaje sorprendió: un colchón de ramas y camalotes se amontonaba ayer en los rincones de los diques y alrededor de las embarcaciones atracadas en la zona. “Durante la tarde algunos dicen que vieron animales. La gente viene y saca fotos, es casi una atracción turística”, sostuvo Soledad Quispe, empleada de uno de los muchos restaurantes que se ubican frente al río.
Ayer, los turistas consiguieron una postal diferente de Buenos Aires. “Vinimos a pasar unos días a Capital así que vimos el puerto algo distinto”, señaló Pablo Navarro, que llegó desde Tucumán la semana pasada, junto a su familia para vacacionar. “La inundación fue tan grave que es imposible no ver las consecuencias en el resto del país. En Tucumán capital, si bien no llegó a inundarse, la crecida del río cortó rutas y derribó muchos puentes”, añadió el turista.
En la Reserva Ecológica también se registró concentración de camalotes cerca del mediodía, por lo que se cerró el sendero interno que lleva a la zona afectada aunque “no se detectó la presencia de ninguna especie venenosa o peligrosa, sino sólo insectos, grillos, langostas, chinches acuáticas, escarabajos, orugas de mariposa y arañas”, señalaron voceros de la cartera de ambiente porteña.
En Quilmes, autoridades del municipio extremaron precauciones para que nadie se acerque a la ribera debido al incremento de camalotes con ofidios venenosos y la presencia peligrosa de personas que pese a la prohibición se acercan a verlos. Elizabeth Barbis, de la secretaría de Salud de la comuna local, aseguró que continúa la restricción del público en la “vereda este” y permanecen los carteles a lo largo de los tres kilómetros de costa que advierten sobre la presencia de animales y la prohibición de bañarse, aunque se abrió el acceso vehicular a la ribera. Por ese motivo, la Dirección de Zoonosis trabaja para capturar las especies que se avisten.
Por su parte, la empresa Aguas Bonaerenses SA informó que realiza seguimiento y monitoreo permanente de la calidad y la captación de agua en el Río de la Plata y aclaró que la presencia de camalotes “no está afectando el volumen de agua de ingreso porque el río se encuentra alto y la concentración de vegetación en la toma de agua no es significativa”.
Si bien durante los últimos días la visita natural de flora y fauna autóctona sorprendió a porteños, bonaerenses y turistas, para los especialistas se trata de “algo normal que responde al comportamiento natural del río”. Según precisó a este diario Rodrigo Fariña, director del departamento de conservación de Aves Argentinas, para quienes viven en las grandes ciudades resulta extraño y se vive con sorpresa, aunque se trata de la dinámica tradicional de los humedales del río. Según Fariña, “existen registros históricos de camalotes que arrastraron incluso yacarés, y nada de eso se vivía como extraordinario. Este comportamiento del río es el que formó, por ejemplo, las islas del Delta”, añadió.
En tanto, el miembro de Aves Argentinas recomendó, de encontrar alguna especie, “comunicarse con la Dirección de Fauna o Defensa Civil local” además de “no alarmarse y de ninguna manera atacar el animal”. En ese sentido, consideró que “de las muchas especies que pueden arrastrar los camalotes, la única que puede resultar peligrosa es la yarará”, y recordó la importancia de cuidar a estos ejemplares, que “cumplen un rol fundamental en los ecosistemas a los que pertenecen”. “Cuando se habla de la ‘invasión’ de camalotes, queda en evidencia lo lejos que vivimos de lo natural. Me parece que ya es hora de que nos amiguemos con la naturaleza, en vez de sentirnos invadidos”, completó el especialista.
Informe: Paz Azcárate.
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