SOCIEDAD › VILMA IBARRA HABLA DEL FUTURO DEL CENTROIZQUIERDA
“La identidad es el proyecto”
Senadora electa por la Alianza, habla de la historia y las frustraciones del espacio progresista, de la relación con el Gobierno, de qué es una identidad propia y de cómo se acompaña al Presidente en el contexto problemático del peronismo.
Por Eduardo Tagliaferro
No le gusta la palabra transversalidad. Espacio, agenda y políticas de Estado son sus términos más recurrentes. Vilma Ibarra, electa senadora nacional por la Alianza en el 2001, analiza en esta entrevista el futuro de un espacio político identificado con el gobierno de Néstor Kirchner.
–¿Qué es la transversalidad?
–¡Qué palabra! No sé si es la indicada. En realidad lo que tenemos que discutir es cuál es el rol de un espacio político que está vacante en la sociedad. Tenemos un gobierno que basa su gobernabilidad en el PJ. Tenemos los partidos políticos en crisis y desacreditados. En la Ciudad de Buenos Aires el PJ no existe. En el interior del país hay muchos sectores del PJ, no todos, algunos repito, que siguen representando las viejas prácticas políticas, tienen las mismas actitudes clientelares y hoy se reacomodan frente a un gobierno que muestra mucha iniciativa política y mucho consenso social. El radicalismo sigue discutiendo alrededor de su incapacidad para encontrar un rol, un discurso, una propuesta y un sentido a su propia existencia. Hay un espacio vacante en la sociedad que es el que acompaña las políticas de Estado de este gobierno. Un sector que considera muy importante, que por primera vez, la renegociación de la deuda externa sea tomada como una política de Estado y no tan sólo como una manera de salvar los cuatro años de gobierno. Este sector reivindica la política de derechos humanos como política de Estado, la renovación de la Corte Suprema, la paz social, el diálogo y la persuasión frente a protestas y nunca la represión. Todos aquellos que tenemos vocación de acompañar estas políticas, tenemos la obligación de reconstruir un lugar.
–¿Con quiénes comparte ese espacio?
–Ese espacio viene de una historia. Hablo de la historia reciente. Viene desde Carlos “Chacho” Alvarez y José Octavio Bordón a Graciela Fernández Meijide, hasta Federico Storani, viene de la historia de la Alianza y la enorme frustración que dejó. A ello sobrevivieron Hermes Binner y Aníbal Ibarra, dos dirigentes que se convalidaron en la gestión y que se revalidaron en las urnas. Más allá de no haber ganado la gobernación, Binner fue el que más votos sacó en Santa Fe. Aparece una figura como Luis Juez, que es una figura interesante. No tenemos fecha fija, pero tenemos pendiente un encuentro entre los tres que marque el inicio de una convocatoria mucho más amplia para discutir agenda, un espacio político independiente sin miedo de acompañar las políticas de gobierno.
–Teniendo en cuenta que ese espacio se define a partir de las políticas del Gobierno, ¿cómo hará para tener una identidad política propia? ¿Puede tenerla?
–Si algo uno no puede hacer es caer en la oposición facilista.
–Le pregunto por identidad política propia.
–La identidad no se construye por oposición o por oficialismo. La identidad tiene que ver con proyectos, con programas, tiene que ver con propuestas concretas, con lógicas y prácticas políticas. Uno tiene que darse una agenda. Algo que sólo puede darse este espacio y no el PJ.
–Habla del PJ como si éste no estuviera en el Gobierno.
–Coincido con eso. Pero le recuerdo que un hombre del PJ llegó al Gobierno luego de que intentaron con (José Manuel) De la Sota, después que muchos apostaran a (Carlos) Menem y de que en el marco de una crisis enorme tuvieran que ir a buscarlo a Kirchner. Así es que un hombre como (Miguel Angel) Pichetto que durante cinco años dijo que el garantismo judicial había sido el responsable de la situación de inseguridad, que defenestró a (Eugenio) Zaffaroni en todos los lugares en los que hablaba, defendió como presidente del bloque del PJ la postulación de Zaffaroni.
–¿Y eso es una virtud?
–Esto significa que el PJ tiene sus márgenes. Esto es lo que es, es un dato de la realidad. Hubo una decisión del gobierno nacional de renovar la Corte a la que se había opuesto el propio PJ un año antes. Yo no me puedo equivocar y decir que Pichetto, es lo mismo que Cristina Kirchner, que el Presidente, que el duhaldismo, que (Gildo) Insfrán. Tenemos que entender que el PJ es por principio una corporación de intereses y que después de eso hay proyectos distintos. Algunos se acomodan más rápido que otros. Hay una voluntad presidencial que arrastra.
–¿También arrastra a ese espacio transversal?
–Hay que articular con definiciones claras el espacio de centroizquierda. En diputados hay cerca de 33 legisladores que podrían representarlo y ni siquiera votaron la intervención del PAMI donde terminamos teniendo a una persona como Graciela Ocaña que está peleando para ver qué se puede hacer en ese organismo que fue una caja negra de negociados de los privados y de los políticos. Acá hay errores graves de quienes intentan diferenciarse a toda costa.
–¿Lo dice por el ARI?
–Al ARI no le escuché ninguna definición pública, sí a Elisa Carrió. Yo a Lilita la reconozco como a una dirigente muy importante, que tiene una enorme historia basada en su fuerza moral y en la capacidad de dar debates profundos por la mejora institucional. Eso se lo voy a reconocer aunque ella haya tratado a veces de manera desmedida al gobierno de Aníbal en la Ciudad. Me refiero a algunas opiniones que dio al día siguiente del triunfo contra (Mauricio) Macri. Ella había apoyado a Aníbal en las elecciones. No se puede hacer oposición facilista pensando en los posicionamientos para el 2005. Por ejemplo, esta impugnación que le hizo a Esteban Righi no tiene peso, no tiene entidad. Si sólo se escucha su voz para criticar la designación de Ocaña en el PAMI, si sólo habla contra Zaffaroni, si no se la escucha hablar de la deuda y de los otros temas, estamos en un problema.
–¿Y usted qué opina de los cuestionamientos a Righi?
–Vamos a ver el currículum de Righi. Yo hasta acá tenía la mejor opinión de él. En principio estuvo exiliado. En principio el ejercicio de la matrícula profesional no me parece un motivo de impugnación.
–La crítica es defender al sindicalista José Rodríguez en el caso de Mercedes Benz donde hubo graves violaciones a los derechos humanos. ¿Le parece poca cosa?
–Yo soy profesional y en esto soy muy liberal, me hago cargo. El ejercicio de la matrícula no puede ser motivo de impugnación. Sólo podría plantearse frente a delitos muy graves.
–¿No le parece grave un caso de violación de derechos humanos?
–Righi no es un hombre que uno lo identifique con la represión. Si algo yo no haría es ponerlo del lado de los represores.
–No se lo señala de represor. Se cuestiona su actuación como defensor de un acusado de ser cómplice de desapariciones.
–Yo jamás acompañaría el pliego de alguien que hubiera estado en el bando de los represores. Si de algo estoy segura, es que no estuvo en ese bando. Se está hablando del ejercicio de la matrícula. En todo caso esto es una discusión.
–Qué suerte tienen los abogados que pueden justificar algunas conductas por la profesión liberal. Otros no tienen ese handicap.
–Lo concreto es que no se puede tener una política de diferenciación por estar enojados con el PJ. El espacio de centroizquierda puso en debate el tema de la Corte y no nos dio el cuero. Sólo dio el cuero cuando el tema lo impulsó Kirchner. Tenemos que aprender a armar un espacio al que le dé el cuero para impulsar estos temas. La derecha hace lo que tiene que hacer. Los espacios clientelares hacen lo que saben hacer. El problemasomos nosotros, los que decimos que queremos cambiar esto y no construimos una fuerza seria y responsable para que se haga cargo de la gestión.
–¿Por quién lo dice?
–Lilita Carrió pidió el voto para Aníbal Ibarra, dijo que tenía que ganar y al día siguiente dijo: “No vamos a integrar el gobierno, sólo vamos a aceptar cargos de menor jerarquía”. Yo hubiera preferido que fuera al revés. Que dijera que cargos de menor jerarquía y contratos para los militantes no quería, que sólo aceptaría puestos de responsabilidad institucional para discutir políticas de Estado. No puede ser que diga a la gestión no voy. De esto se trata hacerse cargo de la política, del poder, y de cambiar la realidad. Cuando uno pide el voto le dan poder y éste se ejerce en el sentido que se prometió. Ganamos y al día siguiente ella desapareció. Hay que gobernar con lo que ello implica, que el presupuesto no alcanza, que está el sindicato de municipales, que no te dan la coparticipación, está el problema de los hospitales, la gente que se enoja, fácil no es, tiene muchos sinsabores. Mucho más sencillo es hacer un discurso de denuncia.
–Usted no puede desconocer que Carrió apoyó a Ibarra porque enfrente estaba Mauricio Macri.
–Perdón, integraron las listas electorales. No se limitaron a repudiar a Macri, pidieron cargos, pusieron legisladores, pelearon, y mucho, por ingresar a la Legislatura.
–¿Qué les respondería a quienes dicen que la deuda que Ibarra tiene con el Presidente lo llevará a entregarle el próximo gobierno a un hombre del peronismo porteño? Ese peronismo que en Capital usted dice que no existe.
–Lo primero que le voy a responder es que en la Ciudad hubo un acuerdo político. El Presidente le dio su apoyo a Aníbal porque sabía quién era. La relación entre ambos venía desde que Kirchner era gobernador de Santa Cruz. Sabía que Aníbal acompañaría las políticas de Estado. Estamos dispuestos a acompañar a este gobierno en las grandes líneas de acción. También sabía lo que significaba Macri. Sin duda para Kirchner fue muy importante mostrar el éxito en la Capital. Después de su propio triunfo creo que el de la Ciudad fue la conquista electoral más importante de Kirchner. El peronismo no tiene destino en esta ciudad. A todos nos interesa que al Gobierno de la Ciudad le vaya bien. A todos nos interesa que al gobierno nacional le vaya bien.
–Me dice una crítica para el gobierno de Kirchner.
–Yo no sé si se trata de hacer críticas o no. Creo que las políticas de Estado las está planteando correctamente. En todo caso, sí creo que hay que poner en debate la mejor redistribución del ingreso y la reforma política. Pero el Gobierno ha definido correctamente las prioridades.