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El día después de la condena contra los secuestradores de Ariel Strajman, hubo diversas repercusiones: por un lado, la víctima volvió a manifestar su desazón por el monto de las penas –22 años de prisión, la máxima, 3 años; la mínima–: “Me quedan pocas ganas de vivir”, dijo. En cambio, su abogado, Carlos Wiater, se manifestó “satisfecho” con las condenas impuestas a los secuestradores del joven, aunque reconoció que se “podría recurrir a la Casación” para que se impute a los condenados las penas agravantes que se prevén para los delitos de asociación ilícita y por discriminación racial.
“Mi equipo y yo hemos quedado muy satisfechos, a diferencia de lo que ocurrió con Ariel, ya que se trata de penas razonables”, explicó Wiater. Agregó que sobre la sentencia pueden hacerse “dos lecturas: una es la emocional, y por eso Ariel salió muy desbordado, con expectativas no cumplidas; es un desborde que hay que comprender, porque la pasó muy mal”. Sin embargo, Wiater dijo que su análisis es “desde lo técnico-jurídico: de ocho condenas pedidas obtuve siete”.
“Me quedan pocas ganas de vivir después de esto, no sé qué va a pasar”, manifestó Strajman, tras conocer anoche el fallo judicial por el cual seis de los inicialmente ocho acusados fueron condenados a penas de entre 3 y 22 años de prisión. Uno accedió a la libertad condicional y dos fueron absueltos. “No dormí, estoy muy mal, me defraudó esto, estoy desilusionado, este fallo no entra en mi cabeza, estábamos convencidos de que iba a ser muchísimo más duro de lo que fue”, agregó el joven.
El veredicto del caso Strajman fue criticado por parte de familiares de víctimas de secuestros, como Juan Carlos Blumberg, cuyo hijo fue asesinado por una banda de delincuentes, y Guillermo Manoukian, hermano de Ricardo, una de las víctimas del denominado clan Puccio.