SOCIEDAD › MENSAJE A TRAVES DE LAS ESCUELAS
Carta a los padres
Es un texto que propicia el debate sobre la violencia, a partir del episodio en Carmen de Patagones.
Los padres de todos los alumnos primarios y secundarios de la ciudad de Buenos Aires recibirán esta semana a través del cuaderno de comunicaciones de sus hijos una carta de la Secretaría de Educación porteña que busca propiciar una reflexión sobre la violencia a partir del episodio de Carmen de Patagones. Por su parte, el director general de Cultura y Educación bonaerense, Mario Oporto, aseguró ayer que la masacre es “un alerta para que hagamos inversiones” en materia educativa “más fuertes en aspectos sociales y psicológicos”.
Sobre el regreso a clases en la escuela de la tragedia, Oporto resaltó que “los especialistas recomiendan tratar de reconstruir la actividad escolar lo más rápido posible, respetando los tiempos de cada grupo y de cada chico”. “Hacemos esfuerzos inmensos, pero todavía no son suficientes porque el resto de la comunidad también tiene que hacer esfuerzo para ayudar a la escuela”, destacó.
Una de las variantes encontradas para ello por la Secretaría de Educación de la ciudad fue impulsar el debate en las escuelas y los hogares. El organismo enviará a todos los colegios del distrito copias de las cartas para los 453 mil alumnos del distrito, tanto primarios y secundarios como públicos y privados.
El mensaje explica que desde el momento de la masacre “se han dicho muchas cosas, se han esbozado explicaciones, se han sugerido prevenciones y soluciones, modos todos de intentar elaborar el horror”. “Muchas cosas escuchadas y leídas –advierte– resultan conclusiones apresuradas, afirmaciones simplificadoras de causas directas, analogías temerarias; tal vez alivien la angustia, atenúen el miedo, pero no permiten elaborar.”
“Otras palabras escuchadas y leídas, en cambio, muestran a docentes, especialistas, periodistas, funcionarios, padres, preocupados por asumir una posición responsable frente a la conmoción que provoca este suceso, al mismo tiempo que vamos tratando de comprender lo incomprensible”, sigue el texto y menciona algunas de esas frases: “Es algo difícil de pensar, que un adolescente mate a otros adolescentes”. Nos parece que “hay que tomarse un tiempo para ver de qué se trata lo que sucedió”, para “salir del horror, que es un estado que no permite pensar”. “Es necesario hablar de lo sucedido”, ponerle palabras, pero si se lo hace de manera imprudente “se arriesga concluir que la escuela se tornó violenta y que los adolescentes son potencialmente peligrosos”. “En vez de hablar sobre cómo proteger a los chicos de un ataque, la tarea es evitar que los chicos se conviertan en agresores.” “Hay familias sufriendo profundamente.”
La carta sostiene que “ante estas muertes, ante esta acción violenta de un muchacho que estudia en una escuela, ante sus consecuencias dolorosas, necesitamos tomarnos un tiempo para elaborar. Y, en ese tiempo, decir algunas cosas claramente:
- Que hay que colocarle palabras al horror.
- Que este suceso de violencia extrema ocurrió en una escuela, pero no es lo mismo que “violencia escolar”.
- Que se trata de un suceso extraordinario, que no puede homologarse a las peleas entre chicos ni ver en éstas la antesala de aquél.
- Que las vidas, todas las vidas, son irreemplazables; que es mucho lo que se ha perdido en esta tragedia.
- Que no debemos permitir que las armas reemplacen el lugar de las palabras.
- Que hay familias en duelo, adolescentes en duelo, y que eso obliga a nuestro respeto y acompañamiento.
- Que las escuelas siguen siendo lugares donde los chicos pueden aprender el valor de la vida, y los modos de vivir con otros.”