SOCIEDAD › INTENTO DE FUGA DE DOS DETENIDOS EN MARCOS PAZ
Toma de rehenes en un hospital
Dos pacientes internados en el hospital de Marcos Paz se convirtieron, de pronto, en rehenes: dos presos alojados en la misma sala de ese centro asistencial lograron zafarse de las esposas que los sujetaban a la cama y los tomaron como escudos humanos, con la intención de fugarse. Los dos detenidos –provenientes de la cárcel de esa localidad– mantuvieron en vilo al hospital durante dos horas y obligaron a movilizar a unos 150 policías. Funcionarios judiciales y del Servicio Penitenciario Federal (SPF) llegaron hasta el lugar para negociar con los presos y lograron que depusieran su actitud. Personal de enfermería del hospital reveló que habían pedido el traslado de los presos pues habían recibido amenazas. El episodio pone de relieve el riesgo de internar a detenidos junto a pacientes comunes. Al respecto, la Defensoría General de la Nación propuso la construcción de un hospital penitenciario en la localidad de Ezeiza, con capacidad para atender a unos 200 detenidos.
Los autores del hecho que mantuvo en vilo a la población del hospital, ubicado en la ruta 200 y la avenida Leandro N. Alem, de Marcos Paz, fueron Jorge Ariel Condorí, de 23 años (preso por abuso sexual y tres tentativas de robo) y Juan Pablo Juárez, de 24 (con una causa por tenencia de armas y dos intentos de fuga de dos penales bonaerenses), ambos presos en el penal de esa ciudad. El primero estaba internado desde el 6 de septiembre por una presunta ingesta de vidrios, y el segundo, desde el 4 de octubre, por un enfisema subcutáneo. Compartían una habitación en el sector de clínica médica junto con dos pacientes comunes.
Tanto Condorí como Juárez estaban esposados a sus camas hasta que, nadie puede explicar cómo, se soltaron, fueron a otra sala y tomaron como rehén a un médico. El personal del Servicio Penitenciario Federal (SPF) que los custodiaba logró contenerlos y los llevaron nuevamente hasta su sala, pero allí sobrevino un nuevo desborde: tomaron una cuchilla de cocina y convirtieron en escudos humanos a sus compañeros de sala. Allí comenzaron a reclamar mejores condiciones de detención.
El hospital fue rodeado por unos 150 policías. La fiscal María Laura Chapuy participó de las negociaciones, pero el principal protagonista fue un miembro del Servicio Penitenciario, el alcaide Ariel Escobar, quien logró persuadir a los jóvenes para que se entregaran. Se resolvió trasladarlos de cárcel, aunque provisoriamente retornaron a la cárcel de Marcos Paz y fueron internados en la sala médica que allí funciona. En el hospital, los rehenes quedaron ilesos aunque shockeados. Un tercer detenido, que estaba internado en el lugar con un drenaje pleural, permanece en el hospital.
El director del centro asistencial, Eduardo McLauden, afirmó que es “habitual” que los presos compartan una misma sala con pacientes comunes. Estimó que pudo haber alguna “negligencia” por parte del personal de custodia. En diálogo con Página/12, uno de los enfermeros que estuvo presente en el momento de mayor tensión aseguró que “desde hace una semana se estaba reclamando que se traslade a esos detenidos porque eran violentos, hacían amenazas y el hospital no era el lugar apropiado para que estén”.
Por decisión del Ministerio de Justicia de la Nación, el titular del SPF, José Luis Soria, resolvió suspender a los tres custodios que estuvieron a cargo de los internos. Los agentes serán sometidos a un sumario administrativo hasta que se determine su grado de responsabilidad. “Tal vez, este hecho sea el puntapié inicial para una revisión global de la situación en que se encuentra el Sistema Penitenciario”, opinó Diego Leif Guardia, cotitular de la Comisión de Cárceles del Ministerio Público de la Nación, que también está vinculado al proyecto de construcción de un hospital para personas detenidas. “No es habitual que sucedan hechos de violencia con las características del de Marcos Paz, pero no es la primera vez que hay un inconveniente en un hospital público.” Por eso, “el objeto de un hospital para detenidos es abogar por el correcto tratamiento y alojamiento de los presos que reciben el asesoramiento de defensoresoficiales, y a la vez no poner en riesgo al personal que trabaja en un hospital”, precisó.
Informe: Adrián Figueroa Díaz.