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Las reinas del trabajo elegidas cada 1º de Mayo, a partir de 1948, bajo la mirada de Evita y Perón, son las protagonistas de una muestra fotográfica que se inaugura hoy en el subsuelo de la Casa de la Cultura del Gobierno de la Ciudad. La exposición rescata un pasaje de la historia que marcó un profundo cambio en la representación femenina: “La idea extendida (en la época) era que el trabajo industrial suprimía la belleza y, con el deterioro de sus cuerpos, las mujeres obreras eran incapaces de despertar el deseo. Con la llegada del peronismo, las figuras de las reinas del trabajo encarnan la perfecta combinación entre la cualidad de trabajadora y la de mujer bella, que por décadas se habían considerado incompatibles”, destaca la historiadora Mirta Zaida Lobato, curadora de la muestra y coordinadora de la investigación que le da sustento.
La exhibición, organizada por la Secretaría de Cultura porteña, reúne más de un centenar de fotografías del Archivo General de la Nación y una selección de documentos fílmicos que testimonian los cambios producidos en los ideales y valores femeninos en el período transcurrido entre las primeras décadas del siglo pasado y el arribo del peronismo al poder.
La muestra se inaugura hoy a las 19 bajo el título Las reinas del trabajo. Belleza, virtud y producción en la Argentina del siglo XX. Se podrá visitar hasta el 30 de mayo, de martes a domingos de 14 a 20, en avenida de Mayo 575, subsuelo. Tres de aquellas reinas, oriundas de La Pampa, Santa Fe y el Gran Buenos Aires, estarán hoy en la apertura de la exposición.
La muestra plasma en imágenes un trabajo académico iniciado en 2001 por un equipo encabezado por Lobato y Ana Lía Rey, investigadoras del Archivo Palabras e Imágenes de Mujeres del Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género, de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA). “La idea fue recuperar la memoria de las mujeres”, contó Lobato a Página/12. Y uno de los caminos elegidos fue rescatar a las reinas obreras entronizadas durante el peronismo. Con sus vestidos ceñidos a la cintura, sus cetros con el símbolo de la CGT, estas jóvenes desfilaban orgullosas por el centro porteño en amplias carrozas, sentadas sobre tronos con forma de rulemán, cada 1º de Mayo. “El peronismo le cambia el sentido al Día del Trabajador, que hasta ese momento era una jornada de lucha y se convierte en una fiesta, un espectáculo, algo monumental. También hay un cambio en la representación de la mujer, que pasó a ocupar un sitio privilegiado dentro de la nueva liturgia del régimen peronista. Las mujeres del peronismo son lindas. Durante décadas, las mujeres obreras habían sido percibidas como ‘un jirón del hogar abandonado’. Con la exaltación de la belleza de la mujer trabajadora se realizaba una operación ideológica que conciliaba trabajo y belleza femenina”, describe Lobato, en una recorrida por la muestra.
La exposición se inicia con una foto de la primera Reina Nacional del Trabajo, elegida en 1948. Hasta llegar a ese lugar, las jóvenes debían atravesar un complejo sistema de selección en fábricas, en las vendimias y en los campos, en cada provincia. Eran chicas de 16 a 20 años. “El jurado final, con excepción de Evita, era masculino. Perón, representantes de la CGT, y el primer año estuvo también monseñor Copello”, recordó la historiadora y curadora de la muestra. El ritual continuó hasta 1955, cuando Perón fue derrocado. Prosiguió a partir de 1974, con el regreso del General al poder, y se extendió por un año más.
La muestra incluye un montaje de los noticieros de la época, del ’48 al ’55, donde se ven los alcances festivos de las celebraciones del 1º de Mayo. A modo de contraste, hay un panel con fotos de la entrega de los premios “a la virtud” que hasta la década del 30 otorgaron las damas de la Sociedad de Beneficencia a mujeres “pobres honradas”, destacadas por su amor filial y fraternal, su moral, su abnegada viudez o su laboriosidadhogareña. “La idea de esa época –que se rompe con el peronismo– es que la virtud no es compatible con la belleza”, apunta Lobato. En otro de los paneles de la muestra se destacan mujeres en actitud de trabajo, fotos de las décadas del 20 al 40: mujeres recolectando uvas con sus hijos en brazos, seleccionando manzanas, embotellando sidras, cosiendo en fábricas textiles, armando sombreros o cajas de cigarrillos. El final del recorrido se corona con un documental sobre la investigación, que podrá verse todos los días a las 18 y los sábados y domingos, además, a las 15.
“El patrimonio no son sólo los edificios. También es la memoria. Con esta muestra ponemos una investigación formal al alcance del consumo masivo”, destacó Silvia Fajre, subsecretaria de Patrimonio Cultural.