SOCIEDAD › HABLO LA MUJER A QUIEN LA CORTE AUTORIZO A ABORTAR
“Siempre luché por la vida”
La mujer intervino en un programa, dolida por lo que se decía. Pidió “piedad” para ella y contó con crudeza el drama que vive.
Por Mariana Carbajal
La mujer, sobre cuyo dramático caso debatió el país en los últimos días, rompió el silencio: “No estoy bien con lo que está por pasar”, afirmó A.K.C.P., a quien una semana atrás la Suprema Corte bonaerense le autorizó un aborto terapéutico. “No soy una loca que en cada embarazo fue corriendo a pedir una intervención”, para interrumpir la gestación, explicó. “Soy una persona que luché siempre por la vida y en este momento quiero seguir luchando, en este caso viene a ser por la mía”, destacó, tras describir su historia en un conmovedor relato. La mujer, que ayer se internó en el Hospital Evita, de Lanús, para un chequeo médico a fin de determinar los pasos a seguir, pidió “un poquito de piedad” a los que la cuestionan por pretender salvaguardar su salud, gravemente deteriorada por una severa enfermedad cardíaca. Además reveló que hace al menos dos años viene reclamando en el mismo hospital una ligadura de trompas y los médicos se la negaban.
“Si yo tuviera un ciento por ciento de seguridad (...) de que el corazón de una forma u otra, con la avanzada que hay en este momento, se pudiera salvar, no tendría ningún problema (de continuar con el embarazo) porque es mi hijo”, señaló A.K.C.P., de 35 años, en una comunicación telefónica con el programa Hora clave. La mujer decidió llamar a la producción, indignada por los dichos de una de las invitadas al programa, alineada en el movimiento Pro-vida, que cuestionaba su actitud en duros términos –y escasos fundamentos–, según confió ayer a Página/12 la defensora oficial de Lomas de Zamora que la representó en el trámite judicial, Silvina Bardelli.
Por estos días, la mujer cursa la semana 19ª de gestación y los médicos que la atienden deben evaluar qué tipo de intervención le harán para interrumpir el embarazo. “Todavía no entré en descompensación, como me ha sucedido en el embarazo anterior, que estuve en Unidad Coronaria internada, volví a mi casa y después al poco tiempo pasó ese desenlace tan feo”, cuando “tuve que enterrar a un hijo”, contó. Según describió, esa situación se dio “dos años atrás, exactamente el 17 de julio” de 2003. Era el segundo embarazo que perdía a raíz de su debilitado corazón. Antes de que naciera su hija mayor, hoy de 13 años, que fue prematura, “también tuvimos un final trágico”. Su segundo hijo vivo nació en el año 2000: fue “más prematuro todavía que la nena y seguí luchando por la vida”, enfatizó. Al tiempo, señaló, adquirió una “endocarditis bacteriana”, y sufrió una trombosis que le dejó como secuela la imposibilidad de caminar. “Empecé la vida como si recién hubiese nacido”, relató.
La mujer reveló que desde hace al menos dos años reclama en el mismo hospital que le liguen las trompas, para evitar poner en riesgo una vez más su vida con un nuevo embarazo. “A pesar de que era una persona con riesgo altísimo de salud, no me la otorgaban fácilmente”, precisó. El fallo del máximo tribunal bonaerense que habilitó el aborto terapéutico, al mismo tiempo ordenó a los médicos que le practiquen aquella operación.
Señaló que los mismos obstetras que le indicaron interrumpir el embarazo para salvarguardar su vida “no querían llevar el cartel de abortivos” y por esa razón le exigieron pedir una autorización judicial. “Entonces –siguió– yo tenía que hacer todo ese trámite legal para que ellos tuvieran un aval mayor de que el día de mañana no me arrepintiera y no les hiciera un juicio, en el cual pudieran poner en juego su matrícula. Yo les dije que si estaba pidiendo ayuda (...), obviamente no iba a ser tan sinvergüenza de hacer un juicio posterior”. Incluso denunció que una de las médicas que la empujó a la Justicia no quiso después presentarse a declarar cuando fue citada por el Tribunal Nº 2 de Lomas de Zamora: “Me dijo que ella no era ninguna delincuente para ir a ninguna Justicia”.
Finalmente, agregó: “En este momento me encuentro al borde. Tengo agitaciones. Todo este tema también me puso un poco alborotada, porque es estar en mi casa y ver lo que habla uno, lo que habla otro, los que opinan sin saber, sin sentir”. Y dirigiéndose a quienes cuestionan su actitud, concluyó: “Lo único que les pido es un poquito de piedad, nada más”.