SOCIEDAD › PENA POR HOMICIDIO CULPOSO POR LA MUERTE DE KEVIN
Sin prisión para el botellazo
Orlando Coronel, el hombre acusado de provocar la muerte de un nene de tres años al dejar caer una botella de cerveza desde un quinto piso, fue condenado ayer a tres años de prisión de cumplimiento condicional y a realizar tareas comunitarias durante el mismo tiempo, por el delito de homicidio culposo. La sentencia, que permitió a Coronel retirarse del tribunal en libertad, generó la indignación y el llanto de los familiares del pequeño, al punto que el abuelo del chico llegó a abalanzarse sobre uno de los camaristas. La fiscalía había pedido 12 años de prisión por el delito de homicidio simple con dolo eventual, mientras que la querella reclamaba diez años de cárcel.
El hecho ocurrió a la 1.15 del 25 de diciembre de 2001, cuando Kevin Desico, de tres años, jugaba en la vereda con estrellitas y bengalas junto con familiares y amigos para celebrar la Navidad. En esas circunstancias recibió el botellazo que provenía del quinto piso del edificio de Alberti 1665, en el barrio porteño de Parque Patricios, donde vivía. El impacto le ocasionó al chiquito graves heridas en la cabeza. Fue trasladado al Hospital de Pediatría Juan Garrahan, pero falleció luego de permanecer casi un día internado en estado de coma tres y tras ser sometido a dos intervenciones quirúrgicas.
Coronel fue detenido y procesado por homicidio simple con dolo eventual, pero la Cámara del Crimen consideró que sólo se le podía reprochar la muerte culposa (por descuido o negligencia, pero sin intención) y se dispuso su excarcelación, lo que le permitió llegar en libertad al juicio oral. En su declaración indagatoria, Coronel dijo que esa noche estaba mareado, que se tropezó, golpeó contra la baranda del balcón de la vivienda y el envase se le “escapó de las manos” porque estaba “húmedo”. El acusado pidió perdón a la familia del nene y aseguró: “No soy un asesino, no tuve intención de matar ni de lastimar”.
Durante el juicio, el Tribunal Oral en lo Criminal 15 trató de determinar si había arrojado la botella o se le había resbalado. Los jueces Héctor Grieben, Ricardo Galli y Elena Do Pico Farrel consideraron que no hubo dolo en la conducta de Coronel y lo condenaron por homicidio culposo a tres años de prisión, la pena máxima prevista para ese delito (aunque no de cumplimiento efectivo) y a la realización de tareas comunitarias durante ese lapso.
Al escuchar la sentencia, la familia de Kevin rompió en llanto e increpó duramente al tribunal. El abuelo del pequeño se abalanzó sobre uno de los camaristas, que terminó sacándoselo de encima al sujetarlo del cuello. “Acá hubo un arreglo y al asesino de mi nieto lo dejan en libertad”, opinó el hombre. La fiscalía había pedido 12 años de prisión por el delito de homicidio simple con dolo eventual mientras que la querella reclamaba diez años.