SOCIEDAD
Una megabanda de artistas dedicada a la falsificación de papel moneda
La policía desbarató una organización dedicada a fabricar pesos y dólares. Tenían 1,2 millón de pesos falsos. Hay 20 detenidos.
La investigación comenzó hace año y medio. La megabanda ubicaba los billetes recién impresos en ferias, supermercados o centros barriales del conurbano, en la Costa Atlántica bonaerense y en Capital Federal. Tenían ocho o nueve “pasadores” que, por día, colocaban en el mercado unos 2500 pesos falsos por lo menos desde enero de 2004 cuando la Justicia federal de Lomas de Zamora comenzó la investigación. Además de la producción de billetes, la megabanda se dedicaba a la copia de CD, DVD, videos y papeles de autos. Ayer la estructura quedó desbaratada: la Justicia federal incautó 1.200.000 pesos falsos, detuvo a 20 personas y ordenó 36 allanamientos simultáneos en la ciudad de Buenos Aires y en varios puntos del territorio bonaerense.
Los falsificadores eran especialistas en billetes de veinte pesos: “como tienen una sola gama de color, el billete les salía de maravilla”, le explicó un investigador a este diario, aún impactado por la fenomenal obra de ingeniería técnica, económica y –hasta– artística de esta megabanda.
La División de Falsificación de Moneda de la Federal, a cargo del subcomisario Andrés Luis Spíndola, seguía los pasos de los artistas desde enero de 2004 por orden del Juzgado 1 de Lomas de Zamora, a cargo de Alberto Santamarina. Aunque la megabanda estaba dividida en distintas células con negocios específicos, la más importante era la de falsificadores de dinero.
De acuerdo con la investigación, la producción se hacía en tres imprentas ubicadas en Villa Tesei, Necochea y en Lanús. Para la reproducción usaban “una técnica mixta”, explica en este caso el comisario Gustavo Storni, jefe de la División Defraudaciones y Estafas. Primero escaneaban los billetes, luego los imprimían con fotocopia láser color, matizaban los colores con bastidores, colocaban el sello de agua y terminaban el procedimiento como verdaderos artistas: usando técnicas de serigrafía. “No tenían diseñadores gráficos sino serigrafistas –aclara Storni–. Ellos se encargaban de perfeccionar los billetes en planchas especiales, un tipo de tela cubierta con un material especial.”
Aunque las imprentas tenían una capacidad de producción importante, el subcomisario Spíndola supone que por día sacaban al mercado unos 2500 pesos. “Cada pasador podría llegar a ubicar entre 500 y 800 pesos por día, eso dependería de la demanda.” La cantidad hallada ayer en la imprenta de Villa Tesei, localizada en Ontiveros y Bonorino, era muy superior: 1.200.000 pesos en billetes de 5, 10, 20, 50 y 100 en resmas de papel prácticamente listos para ser cortados para el mercado. Según Spíndola, “o estaban trabajando para algún gran encargo o producían a gran escala y la iban sacando como en cualquier tipo de negocio, de acuerdo con la cantidad de pedidos”.
La banda cambiaba los billetes por originales en distintos puntos del Gran Buenos Aires, las zonas serranas de la provincia de Buenos Aires, la Costa y en Capital a través de “pasadores”, es decir los encargados de venderlos a un 30 o 40 por ciento del valor original. Eran buenos pero no tanto, los papeles salían con alguna falla: “Los billetes de 50 y 100 pesos les costaba un poco más que los de 20, pero los arreglaban con serigrafía”, indicó el comisario Storni. “Ahora, los que más les costaba eran los de cien dólares, ésos no los podían colar, porque eran muy pero muy burdos.”
Santamarina ordenó ayer los 36 allanamientos simultáneos en Lanús, Sarandí, Guillón, Temperley, Lomas, Berisso, La Plata, Villa Tesei, Quilmes, Tortuguitas, Mar del Plata y Necochea, en la provincia de Buenos Aires, además de varios puntos en la Capital. Aunque los detenidos son muchos –alrededor de unas veinte personas–, no serían todos los integrantes de esta megabanda que no sólo se dedicaba a la producción y reproducción de billetes. En diálogo con este diario, el comisario Storni explicó que además trabajaban con la falsificación de marcas de ropa deportiva, de DVD, videos, CD y documentación falsa de automotor. “No era una sola banda, sino varias cuyas conexiones estaban sujetas a determinadas acciones en particular, como la provisión de dinero para comprar CD. Pero esos puntos de contacto fueron apareciendo a lo largo de la investigación”, indicó.