Tienen todos los servicios pero tratan de que la infraestructura no se note: mucha madera, mucha arena, poca construcción dura. Hay deportes, Pilates, promociones con famosos, carpas y hasta departamentos para alquilar ahí mismo en la arena.
Por Carlos Rodríguez
Desde Mar del Plata
Las cuatro son amigas. Las cuatro tienen ojos claros y unas caritas deliciosas que pocos miran. Las cuatro muestran con generosidad sus formas, delicadas pero a la vez rotundas, y sonríen –maliciosas– frente a la admiración incondicional de la mayoría de los hombres presentes. “Nada de fotos”, advierte la más alta de las cuatro, con aires de mujer inalcanzable, mientras el mar les abre paso como respondiendo a un mandato bíblico. Y los profanos siguen mirando, anonadados, lastimosos. “Todos los hombres son iguales”, protesta en tono de solfa una mujer todavía bella, relegada a un lugar fuera del podio. En las playas del sur, desde La Reserva, cerca del Faro de Mogotes, hasta Tamarindo, casi llegando a Chapadmalal, pasando por La Caseta y Abracadabra, las chicas más lindas del verano salieron ayer todas juntas, para hacerle sombra al sol que, a pesar de la dura competencia, tuvo el brillo que de él se espera.
“Y sí, hay chicas lindas, pero creo que lo que convoca, a ellas y a todos, es la propuesta de una playa de campo, con arenas abiertas. Es muy distinta la propuesta de las playas de la ciudad”. Jorge “Cuchillo” González, un experto que festeja sus 20 años al frente de La Caseta, apostó este verano a una propuesta “relajada, con yoga, Pilates y atardeceres en la playa que se prolongan hasta las diez de la noche, con música, tragos y figuras invitadas”. Las reuniones son organizadas por Marlboro, cuyos promotores y promotoras se encargan de seleccionar a unas 300 personas. Siempre son los más lindos y lindas. Roberto Galán se haría un festival formando parejas.
En Abracadabra el público es más joven y, por ese motivo, las propuestas para después de la playa derivan siempre hacia El Divino, la disco adjunta, en la que otras firmas, como Movistar, organizan fiestas con premios y otros incentivos. Las que quieran sobreponerse al mal trato de las olas y la arena, pueden lavarse el cabello y peinarse en la peluquería de playa de Sedal o superar cualquier mal trago nocturno con las aguas bendecidas que ofrece Ser. Las marcas se disputan las preferencias sobre la arena, con sol o con lluvia. Uno de los concesionarios comentó al respecto: “Sin empresas que aporten no podríamos sobrevivir; sería mejor tener una sola marca, en exclusiva, pero eso es imposible”.
En La Caseta, además del relax, también abundan los deportes fuertes. El profesor de spinning se llama Franco Prandi y aclara, como si fuera necesario, que no tiene parecido ni parentesco alguno con Julieta Prandi. El asegura que las bicicletas fijas a las que se suben sus alumnos, la mayoría “de 25 para arriba”, sirven también para relajar los músculos, aunque los pedales pesen una enormidad, sobre todo cuando simulan que van subiendo por una ruta llena de montículos. El Franco que no es Julieta deja en claro que él siempre se pone al frente, a la hora de dar ejemplo: “La semana pasada me vine pedaleando, en una bicicleta de verdad, desde la rotonda de Alpargatas hasta Mar del Plata. Tardé 11 horas, con cinco paradas de 20 minutos cada una”.
Cerca del Faro de Mogotes está La Reserva, considerada por muchos como la playa “más exclusiva” de Mar del Plata. Las 28 carpas están entre las más caras: 3600 pesos por temporada. Es la única playa que les brinda a los clientes la posibilidad de alquilar departamentos (hay siete) en el mismo balneario. Eso significa no alejarse nunca del mar y la arena. Este año, los alojamientos ofrecidos fueron reservados en el mes de septiembre. En el lugar está prohibido tomarle fotos a los turistas. Un pequeño ejército de robustos hombres dedicados a full a resguardar intimidades, forman un paredón infranqueable.
Más al sur, en las playas de La Mega y la Rock & Pop, la oferta es la música y los invitados famosos. Ayer actuaron Los Pericos, a playa llena,y la modelo Nicole Neumann vino a demostrar que es de carne y hueso. Los hombres se la querían comer. “Cuchillo” González le augura larga vida al sur de Mar del Plata. “La playa abierta gusta. Lo digo porque en todos estos años hemos venido escuchando la voz del turista y ajustamos la infraestructura a sus demandas. Creo que acertamos.” El concesionario marplatense tiene una larga historia en los balnearios. Sus padres eran los dueños de Atlántida, que hasta finales de los setenta estuvo en Mogotes. “Era mar, arena, madera, poco cemento. Los militares llenaron la zona de hormigón, la cosa cambió y mis padres la cerraron.”