Sábado, 18 de febrero de 2006 | Hoy
Es un hotel de lujo flotante, de seis pisos y 136 metros de eslora. Casi 700 pasajeros llegaron al puerto y recorrieron la ciudad, que se consolida así en el turismo homosexual.
“Nos encantó Buenos Aires”, relató Luis, con acento centroamericano pero perfecto inglés. El es de Costa Rica, pero vino acompañando desde la Florida, Estados Unidos, a Michael. Desde el puerto de Buenos Aires emprendían su viaje a bordo del imponente gigante blanco de seis pisos, el buque Oceanía Insignia, más conocido en estos días como “el crucero gay”, el primero que se organiza desde la Argentina y en el que viajan 684 pasajeros, entre los que se cuentan turistas estadounidenses, brasileños, mexicanos, europeos y diez argentinos. Entre todos ellos hay sólo seis mujeres.
Luis y Michael llegaron hace algunos días a la ciudad que se posicionó como la capital sudamericana del turismo gay. La Recoleta, la Boca y la Casa Rosada fueron parte del paseo de estos dos turistas y de otros cientos que viajan en el buque. “Muy linda ciudad, la gente es muy buena”, opinó Luis a Página/12.
El gigante blanco llegó ayer por la mañana y descansó sobre las aguas del puerto porteño hasta la 22, momento de la partida hacia Montevideo, Uruguay, con destino final a la fiesta de los carnavales de Río de Janeiro. Antes de la llegada a Río, el buque habrá pasado por Punta del Este, Río Grande, Porto Belo, Santos y Para Ti.
Para Patrick, es la segunda estadía en la Argentina, porque “me gustó mucho la primera vez que vine”. El 14 de febrero llegó a Buenos Aires desde Francia, de donde es nativo. Buenos Aires “es mucho más económica que una estadía en Europa”, señaló a este diario. “Muy buena carne”, se entusiasmó, sin preocuparse por asuntos tan menores como la aftosa. Lo que más le llamó la atención fue “su historia, la arquitectura, la Recoleta y el cementerio”.
“Venimos a divertirnos, vamos al carnaval de Río de Janeiro”, dijo Bob, otro de los pasajeros proveniente de Los Angeles, Estados Unidos.
El Oceanía Insignia “es un buque temático para la comunidad homosexual que tiene formidables comodidades, piscinas, teatro, comedores, bares, discoteca, DVD, Internet e hidromasaje”, explicó un portavoz de la compañía Atlantis, organizadora del crucero.
Procedente de Miami, el crucero amarró ayer a la mañana en la Terminal 3 de Pasajeros “Quinquela Martín”, del Puerto de Buenos Aires, y es un auténtico hotel cinco estrellas flotante, cuenta con habitaciones de lujo, piscinas, discotecas y spa.
Con la llegada del crucero, la ciudad de Buenos Aires se consolida como destino turístico elegido por la comunidad gay internacional, que comenzó a intensificarse por el tipo de cambio y tras la aprobación de la ley de Unión Civil.
“Buenos Aires es la nueva capital sudamericana del turismo homosexual, favorecida por el tipo de cambio y por el aura de sofisticación que tienen los porteños para la gente de la comunidad”, explicó Mariano Pérez Roa, gerente de la agencia de viajes Pride Travel, especializada en turismo para homosexuales.
“Estoy convencido de que sucederá lo de Barcelona, donde hubo un primer crucero homosexual que hizo la travesía desde esa ciudad española hasta Atenas y, debido al éxito originado, ya se convirtió en una ruta continua”, dijo Pérez Roa.
Este nuevo tipo de turismo gay de alto poder adquisitivo ya tiene una denominación específica en todo el mundo, son los llamados “Dink” (Double Incoming no Kid), que se traduciría como “poder adquisitivo doble del normal, sin hijos”.
Durante la travesía, los turistas podrán presenciar espectáculos internacionales, como la actuación de artistas de variedades y representaciones de cabaret. El barco tiene 136 metros de eslora. Los pasajes cuestan entre 3200 dólares y 7 mil dólares, según la categoría.
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