En Argentina no se edita. Tampoco está prohibida su venta. Sin embargo, el libro Mi lucha, de Adolf Hitler, puede conseguirse en versiones nacionales viejas e importadas nuevas, sin caer en la clandestinidad. Por eso, la presidenta de la Asociación Civil Argentina para la Integración del Discapacitado (Acaidi), Mónica Viviana Lang, denunció ante la Cámara del Crimen la presunta “apología del delito” e “instigación a la violencia” cometida mediante la venta y circulación del polémico libro.

“Atento al contenido xenófobo del texto de la obra Mi lucha, actualmente expendida en distintos comercios de librería, vengo a promover formal denuncia por instigación a la violencia y apología del delito contra todos aquellos que facilitan su acceso al público en general”, sostiene la presentación.

Además, Lang pidió una “medida cautelar” para que “se ordene la prohibición de producir nuevas ediciones –en Argentina no se edita en la actualidad–, como así también su puesta en circulación y venta”.

El libro, escrito en dos partes, la primera en 1924 y la segunda en 1926, se encuentra en pocas librerías. Sin embargo, eso no es un impedimento para conseguirlo. Bien puede ser en alguno de los puestos de Parque Rivadavia o en librerías del centro porteño, donde se vende la edición chilena, a 28 pesos. También puede comprarse a través de Internet. Allí puede conseguirse una edición argentina de 1935 –la única versión nacional que se conoce–, de Luz Ediciones Modernas, a 50 dólares.

La denuncia subraya que “el material aludido propicia ideas xenófobas y claramente discriminatorias contra la comunidad judía y las personas discapacitadas, lo cual atenta contra elementales normas éticas y jurídicas, vulnerando derechos humanos y generando inseguridad con mensajes que atentan contra la tranquilidad, la integración, la solidaridad y la paz social”.

Para Ezequiel Lederkremer, director de la librería porteña Hernández, en avenida Corrientes, “si las librerías eligen venderlo o no, es por una cuestión de ideología, o de ética, de cada comerciante”. “Entendemos que es un libro que tiene una escritura que no aporta nada al conocimiento en general. Si bien hay publicaciones totalitarias en todas las librerías, Mi lucha es un icono, que no pasa inadvertido”, explicó.