Sábado, 27 de octubre de 2007 | Hoy
Trenes eléctricos detenidos y vacíos en medio de la nada le dieron ayer al paisaje del sur del Gran Buenos Aires un aspecto extraño. Y también una buena cuota de bronca a los habituales pasajeros, porque la escena no estuvo generada por un arranque de arte psicodélico, sino por un corte de energía en la red del ferrocarril Roca que, apenas pasadas las 15.30, produjo la interrupción del servicio y dejó paradas todas las formaciones. Recién a las 17.45 el servicio volvió a funcionar, muy tarde para todos los que viajaban cuando los vagones se quedaron quietos. El parate energético fue total en la línea y causó la detención de todas las formaciones eléctricas que estaban funcionando en ese momento. Durante una hora, todos los usuarios –tanto los que ya estaban viajando como los que esperaban en alguna de las terminales– quedaron varados. Hasta que a las 16.30 comenzó a funcionar un cronograma de emergencia con trenes diesel. Los pasajeros, entre resignados y enojados, dieron su parecer sobre la situación. Marcos García, un joven de 25 años, viajaba hacia la Capital, donde tenía una entrevista laboral a las 16.30, cuando su tren se negó a salir de la estación Banfield. “Por esto me perdí una oportunidad de trabajo. Pero es así, siempre igual. No sabés cuándo vas a llegar y cuándo te vas a quedar a mitad de camino”, se quejó en diálogo con este diario. En Constitución la escena no era muy distinta. Las caras largas dominaban el paisaje, mientras se amontonaban en los andenes 7, 8 y 9 para intentar subir a alguna de las formaciones diesel, y así llegar –aunque sea con demora– a su destino. Finalmente, tras dos horas y cuarto, el servicio se reanudó a las 17.45. Para los pasajeros que esperaban desde hacía sólo un rato fue una grata noticia. A los que debían, como Marcos, arribar a un horario determinado de nada les sirvió.
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