SOCIEDAD › EL JUEZ CONFIRMO EL ROL DE UN POLICIA EN LA MUERTE DE SUAREZ
“Lo sujetaba cuando otro lo golpeaba”
El juez Makintach dijo que muchos testigos vieron la golpiza en que actuó el policía.Y después intentaron distorsionar los hechos.
Por Horacio Cecchi
Una grieta terminó de abrirse entre la realidad y la versión policial sobre la muerte del adolescente Martín Suárez, cuando el mismo juez que interviene en el caso, Juan Makintach, confirmó que “murió por los golpes en la cabeza. Hay cantidad de testimonios que describen que uno de los policías (el sargento Roberto Sandroni) sujetaba al chico mientras el otro detenido (el estudiante Fernando Greco) lo golpeaba en la cabeza”. Por si fuera poco, el médico policial que revisó a Martín en la comisaría y certificó que “no tenía nada” fue separado y es investigado. Y el comisario Rodolfo Campisi, vocero de la versión bizarra, fue convocado por Makintach: le recriminó abrir la boca para distorsionar los hechos. “Quisieron hacer igual que en Avellaneda –señaló Makintach a Página/12, refiriéndose a la muerte de Santillán y Kosteki–, y no se puede permitir que mientan.”
Ayer, la comisaría 3ª de Munro era un incendio. No por acción vecinal -como temían sus autoridades– sino por simple decantación de los hechos. El sargento Sandroni pasó de ser un ingenuo y superado por los acontecimientos funcionario policial, a un protagonista clave de la muerte de Martín Suárez: el fiscal de San Isidro, Ricardo Costa, lo acusa de haber mantenido inmovilizado al chico contra el piso, con uno de sus brazos doblado por detrás de la espalda, mientras era golpeado en la cabeza por el estudiante Fernando Greco. Los primeros testimonios aportados hablaban de puntapiés, “pero los últimos datos permiten presumir que se usó también una madera”, señaló un colaborador de la fiscalía.
La acusación de homicidio simple que pesa sobre Sandroni y Greco fue confirmada a este diario por el juez de Garantías, Juan Makintach. Por el momento, no está claro cuántos golpes recibió Suárez. Según aseguró el martes pasado a este diario el comisario Campisi, fueron “uno, dos golpes, no más”. Pero, atendiendo la suerte corrida por la versión policial, es probable que haya recibido más. Un colaborador de la fiscalía destacó que, en caso de comprobarse, el delito podría ser agravado por la alevosía. También señaló que las versiones del sargento y el estudiante “se contradicen, pero hay prueba suficiente para mantenerlos detenidos”.
Makintach aseguró que “se cuenta con cantidad de testimonios, y el protocolo de autopsia”. Entre los testimonios, dos resultan claves: el de la amiga de Martín y su padre. Ambos acudieron inmediatamente al escuchar los alaridos del chico. Incluso, el padre de la joven intentó separar a Greco gritando “¡Pará, no ves que lo vas a matar! ¡Es una criatura!”. El estudiante se dio vuelta y le respondió “¡Pará vos también, negro sucio!”. La autopsia determinó que murió por un edema cerebral, producto de los golpes en la cabeza, aunque exteriormente Martín sólo presentaba un hematoma en el parietal.
“Los vómitos, el sueño que manifestó tener, los dolores de cabeza son síntomas de un probable edema –consideró el juez–. Lo llamativo es que el médico policial que lo revisó en la comisaría con esos síntomas no realizó un fondo de ojo, que hubiera permitido determinar el edema y ordenar una tomografía.” Según uno de los investigadores, “el informe del médico es deplorable. Todo aparece como que intentó encubrir la golpiza”. Por el momento, el médico es investigado y fue apartado de sus funciones.
Un detalle mencionado por un importante colaborador en el caso refleja una realidad cotidiana: “Ya existía la presunción, por casos anteriores, de que se podía cambiar el sumario de prevención. Quisieron hacer un dibujo y no pudieron porque el mismo fiscal se presentó en la comisaría el sábado, apenas enterado, les sacó el sumario de las manos y realizó él mismo las actuaciones. Ni siquiera habían tenido tiempo a ponerle las firmas. Normalmente acomodan a su conveniencia el reconocimiento médico con las constancias de la causa tomadas por la policía. Hasta el lunes no los pudieron detener porque el fiscal necesitaba el resultado de la autopsia”. Ayer, después del despliegue informativo de la versión policial, relatada a cada medio por el comisario Campisi, produjo un profundo malestar en el juzgado. A tal punto que Makintach lo citó a su despacho junto al jefe de la departamental para “darle las recriminaciones del caso –indicó el juez–. Se trata de evitar este tipo de manifestaciones. No se puede permitir que mientan a la opinión pública”.
Mientras continuaba la investigación, Oscar Suárez tomó un respiro en su casa de Carapachay, después de un alerta médico por su salud. “También tengo temores por la seguridad de mi familia”, confió Oscar. El caso de Martín tomó de lleno al poder político. Ayer, por la noche, Suárez recibió la visita de Marcelo Saín, viceministro de Seguridad bonaerense.