Viernes, 18 de enero de 2008 | Hoy
La campaña del Inadi, en las ciudades de la costa atlántica, apunta a crear conciencia entre los propietarios de boliches “para evitar acciones de discriminación y violencia”. Se inició después de que un joven fuera agredido por un patovica, en Mar del Plata.
Por Carlos Rodríguez
Desde Mar del Plata
Las principales ciudades de la costa atlántica, y de manera especial Mar del Plata, son escenario de una campaña que seguirá durante todo el verano cuyo objetivo es “formar conciencia respecto de que discriminar es inconstitucional, y que ejercer violencia contra los jóvenes es un delito grave muy frecuente, sobre todo en los boliches bailables”. María José Lubertino, titular del Instituto Nacional contra la Discriminación (Inadi), dialogó con Página/12 durante uno de los momentos más controvertidos de su recorrida por la ciudad de Mar del Plata. Acompañada por funcionarios de la Municipalidad de General Pueyrredón, Lubertino se hizo presente en el pub Mr. Jones, en Alem 3738, donde el miércoles 2 de enero un patovica golpeó en la cabeza a un joven rosarino de 21 años que estuvo internado varios días en observación porque se temía que había sufrido un derrame cerebral. Finalmente, el joven –Gonzalo Gayol, de 21 años– fue dado de alta y regresó a su ciudad natal, acompañado por sus familiares.
Luego de repartir volantes del Inadi en la vereda del boliche, Lubertino se reunió en la vereda con Diego, el encargado de Mr. Jones, a quien le pidió información sobre lo ocurrido, además de hacerle distintas sugerencias sobre la necesidad de contratar personal idóneo para cumplir las tareas de seguridad dentro de las discotecas. Diego, a quien se lo notaba muy tenso, aseguró que los hechos de violencia ocurrieron “a las 6.30 de la madrugada, cuando el boliche ya estaba cerrado, de manera que nosotros no tuvimos oportunidad de intervenir”. Además, según el vocero de Mr. Jones, la persona que golpeó a Gayol “no es personal de la empresa y nosotros no sabemos para quién trabaja, aunque sí sabemos que es un hombre contratado por una empresa de seguridad”. Por el caso se abrió una causa por lesiones graves que está a cargo de la fiscal Andrea Gómez.
De acuerdo con la denuncia policial realizada por Eugenio Gayol, padre del chico golpeado, el incidente ocurrió cuando el joven rosarino pasaba por la puerta del pub y vio cómo un patovica maltrataba a otro joven. “Dejá de pegarle, ¿qué te pasa, estás merqueado?”, dicen que Gonzalo Gayol le gritó al custodio, quien reaccionó anudándose sobre su mano derecha una gruesa cadena. Con el puño cerrado lo golpeó a Gayol, quien cayó desvanecido y tuvo que ser internado de urgencia en Hospital Interzonal General de Agudos de Mar del Plata. “Nosotros sabemos que el chico está fuera de peligro y nos interesamos por su salud, pero realmente no tenemos nada que ver con la agresión”, sostuvo Diego durante el diálogo con Lubertino, a quien acompañaban el subsecretario de Control de la Municipalidad local, Fernando Caamaño, y la responsable de la Oficina Contra la Discriminación de la comuna, Paula Mantero.
Tanto Diego como los funcionarios marplatenses aseguraron que en la calle Alem “no hubo ningún incidente en los últimos tres años y, antes de eso, los únicos que se habían producido fueron a fin del año 2003, cuando dos grupos de jóvenes que estaban alcoholizados se tomaron a golpes de puño y armaron un escándalo”. Desde hace muchos años, sobre todo durante los meses de verano, la calle Alem se llena de jóvenes a partir de las diez de la noche y hasta las cinco de la madrugada, cuando comienzan a retirarse en forma masiva hacia los boliches bailables de la avenida Constitución. Por lo general, aunque el alcohol corre a mares, el ambiente es festivo, ruidoso, pero sin peleas.
El encargado de Mr. Jones admitió que algunas veces “la gente de seguridad tiene que expulsar del boliche a algún joven o impedirle la entrada, porque están alcoholizados. Lo hacemos para evitar problemas y para garantizar la seguridad del propio chico, porque a veces se descontrolan y generan peleas con otros clientes”. En el caso del rosarino Gayol, su padre admitió que estaba ebrio cuando ocurrió la pelea, aunque aclaró: “Eso no justifica que le hayan pegado porque, ebrio y todo, lo que hizo Gonzalo fue tratar de evitar que le pegaran a otro chico”.
Lubertino comentó a Página/12 que Mar del Plata es “uno de los pocos municipios que tiene una oficina contra la discriminación”, al tiempo que consideró que el problema principal que se observa en la ciudad “tiene que ver con la falta de cumplimiento de normas que benefician a las personas con capacidades diferentes”. En los últimos tiempos, los discapacitados que viven o que llegan a la ciudad fueron rechazados cuando querían viajar en las líneas locales de autotransporte o cuando pretendían acceder a espectáculos teatrales o deportivos, que son gratuitos para ellos.
Respecto de los patovicas, Lubertino recordó que el Inadi envió al Congreso un proyecto de ley “para tratar de orientar un cambio en el perfil de quienes trabajan como custodios para que lo prioritario sea la comunicación con las personas que ingresan a los boliches, en lugar de buscar salidas violentas que tienen que ver con el fisicoculturismo”. En ese sentido se están realizando trabajos en conjunto “con el gremio que los agrupa y con el Ministerio de Educación, para realizar campañas educativas que eviten la repetición de actos de xenofobia y de violencia”, como el ocurrido a principios de enero en Mar del Plata. La campaña del Inadi seguirá hasta fines de febrero en los boliches de la costa, en las playas y en todos los espectáculos deportivos que se realicen en los lugares de veraneo.
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