[cerrar]

Comparta esta nota con un amigo

E-Mail de su amigo
Su nombre
Su E-Mail

El archipiélago de Fernando de Noronha, escenario de paradisíacas postales turísticas y santuario ecológico ubicado en el nordeste de Brasil, se convirtió en base operativa del rescate de restos de una tragedia aérea marcada por el misterio.

La desaparición del Airbus A330 de Air France que cayó en el océano Atlántico a unos 1.100 km de Fernando de Noronha la madrugada del lunes con sus 228 ocupantes, cuando cubría la ruta Río de Janeiro-París, alteró la vida de este sosegado archipiélago en medio de la temporada baja del turismo, su principal actividad.

“Estamos en temporada baja pero esto está agitado, por suerte vino mucha gente, pero infelizmente por circunstancias negras”, explicó Fernando, un taxista de 52 años que siempre vivió en Noronha y que como muchos, no está ajeno al siniestro.

La tragedia con el avión de Air France, de la cual los habitantes de Noronha se sienten concernidos, opacó la belleza de este lugar, considerada por la Unesco como Patrimonio Natural Mundial y en campaña para ser considerada una de las siete Maravillas del Mundo. El archipiélago tiene un área de 26 km cuadrados y está compuesto de 21 islas. La mayor de ellas, Noronha, de 3 km de ancho por 11 km de largo de este a oeste, es la principal atracción. Viven en el conjunto de islas unas 3500 personas.

Fernando de Noronha es parte de la Reserva de la Biosfera de la Mata (vegetación nativa) Atlántica y conserva uno de los últimos remanentes de esta formación a nivel insular, además de albergar zonas nutridas de barreras de corales y costas rocosas antiguas.

El desembarco de un ejército de periodistas contrasta con las imágenes habituales de un pequeño aeropuerto tranquilo, toda vez que sólo se permite el ingreso de 240 personas por día en situación normal.La minúscula terminal aérea alberga a una sección de la Fuerza Aérea, al cuerpo de bomberos, dos tiendas turísticas y una de una aerolínea comercial que atiende los tres vuelos diarios que llegan a la isla principal, y que debido al desastre del Airbus de Air France, se multiplicaron, incluso con la llegada de aviones charter contratados por medios de prensa.