“Que un Estado gaste tiempo y recursos en buscar atajos para no cumplir con sus propias leyes, en lugar de solucionar sus falencias, sólo exhibe el descompromiso total”, señala el sociólogo Jorge Carpio, director de la Maestría en Políticas Sociales Urbanas de la Universidad Nacional de Tres de Febrero. “Es la ratificación de un Estado descomprometido, que se hace el indiferente. En este caso, además, la temática es de tremenda importancia porque la desnutrición infantil es donde más se nota la desigualdad, y porque es un indicador fundamental para diseñar y aplicar políticas. El Estado porteño, en realidad, podría o debería ser pionero en políticas sociales; cuenta con la capacidad técnica y los recursos para eso.”

–También podría leerse en ese sentido la prioridad de asignación de presupuestos y la manera de llevarlos a cabo, como el destinar sumas inmensas a trabajos viales eternos que vuelven invivible la ciudad, pero haber buscado ahorrar en los comedores escolares.

–Está claro que el financiamiento siempre tiene una orientación política: hacia dónde va el dinero, en qué se gasta y en qué se ahorra revela qué se valora. En este caso, la herramienta que crea la ley es importante, tiene un valor. Pero si no se usa, a lo mejor no se sabe para qué sirve, o no se quiere utilizar.