Miércoles, 16 de septiembre de 2009 | Hoy
SOCIEDAD › LA EXPERIENCIA PREVIA AL MANUAL
Por A. B.
–¿Cómo encaran el trabajo en los barrios? ¿Tienen una mecánica que aplican a todos los casos por igual?
V. A.: –La manera de entrar al lugar, de generar confianza, sí es la misma, pero cada barrio tiene una realidad diferente y requiere de estrategias diferentes. Por lo general vamos una vez por semana, nos damos a conocer, vamos recabando información.
M. E.: –Tenemos que adecuarnos a la realidad de cada barrio. Eso costó porque tuvimos que dejar un poco de lado nuestras expectativas para dar lugar a lo que quiere cada grupo de vecinos y trabajar junto a ellos.
G. S.: –Las dinámicas internas de cada barrio van cambiando permanentemente. Por ahí hay momentos en que están enganchados todos a establecerse porque saben que es probable que los desalojen. Entonces hacen asambleas todo el tiempo y están todos movilizados. Y después de dos meses ya no pasa más nada y se estancan.
M. E.: –Eso rompe con todo esquema. A veces vamos con ideas de hacer determinada cosa y pasó algo imprevisto en el barrio que nos cambia todo. Hay que adecuarse a eso. Cada barrio tiene su propia vida.
–¿Es válido decir que no existe otra manera de llevar adelante una toma de tierras sin el apuntalamiento de punteros políticos, como suele pensar la mayoría de la gente?
V. A.: –No. Puede haber casos en que punteros políticos estén relacionados o se acoplen luego de la toma en sí. Pero que hay una realidad, hay una necesidad que no se puede negar. En la inmensa mayoría de los casos, las tomas son llevadas a cabo por gente de los barrios de alrededor cuyos hijos con sus respectivas familias no tienen una posibilidad de tener una vivienda propia y se instalan bajo el mismo techo. La imposibilidad de pagar un alquiler es otra realidad que empuja a la toma. Si se recorren las calles de la ciudad, se puede ver que hay un montón de gente viviendo a la intemperie. La problemática es real y existe. Y que haya personas que intentan beneficiarse con esa situación también lo es. Los terrenos de barrios que surgieron de tomas se venden y se revenden de manera ilegal; hay punteros que se creen dueños y dicen “vos sí, vos no”.
G. S.: –Las tomas y los asentamientos se producen en terrenos que son rechazados por el mercado. Ya sea porque son inundables, porque son basurales o porque están lejos de los centros urbanos. No obstante, cuando son ocupados, la lógica de mercado sigue y la gente termina enredada en ella, aunque en peores condiciones.
Juliana Giménez (Diseño Gráfico): –Las personas que toman siempre lo hacen con la finalidad de comprar la tierra. No apuntan a apropiarse. Porque comprar es una manera de romper con la visión que el resto de la sociedad tiene de ellos: “Estos quieren todo de arriba, regalado”.
–¿Cuál sería la solución?
V. A.: –Detrás de todo esto se esconde una insuficiente política de vivienda que cubra la verdadera necesidad. Existe una política, que hoy es superada por la demanda y con creces.
S. C.: –El primer paso es ponerse a pensar en el tema, reconocerlo como urgente.
M. E.: –La solución tiene que ir acompañada de otro tipo de políticas. Vos le das una vivienda a la gente, pero con eso no consigue trabajo.
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