SOCIEDAD › ¿POR QUE JOSE MARIA MEISEGEIER?
Un cura de la villa
Dice que tiene 69 años. Sus abuelos dejaron Skasberga, un pueblo a 100 kilómetros de la frontera con Polonia, y se instalaron en un país del Sur al que llegaron muchos alemanes, en diversas circunstancias. Cuando nació, sus padres le pusieron los dos nombres más populares del cristianismo. Su familia era muy creyente –su padre fue jefe de redacción del diario El Pueblo, católico y afín al peronismo– y él no los contradijo demasiado. Se hizo cura, jesuita, y también peronista. Apenas ordenado como sacerdote, pidió viajar a los lugares más recónditos a los que podía ir alguien con sotana. Ese fue su primer contacto con la pobreza extrema y la explotación que sufre el peón rural.
De regreso en Buenos Aires, el proceso natural fue sumarse al Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo, conocer a Carlos Mugica y trabajar en la Villa 31 de Retiro. Con casi 5 kilómetros de extensión, la villa contenía varios barrios. Mugica era el cura de Comunicaciones, y él daba misa en Saldías, cerca de Salguero, donde hoy sólo hay pilas y pilas de containers. La vida de Mugica aparece reflejada en el excelente documental Los malditos caminos, de Luis Barone, recién estrenado.
Casi treinta años después del asesinato de su compañero, Meisegeier sigue dedicado a la problemática de la vivienda popular. Milita en el Secretariado de Enlace (Sedeca), una ONG que financia 1800 microcréditos para que grupos de entre 2 a 5 mujeres levanten su casa. Se pelea con los empresarios y las constructuras de barrios privados. Advierte sobre el lenguaje técnico de los organismos de crédito. Critica a los piqueteros “mafiosos”. A esta altura, Meisegeier podría descansar y aprovechar lahistoria, eso que algunos llaman “bronce”. Pero el “Pichi” sigue en lo suyo, dispuesto a opinar y criticar sobre todo lo que haga falta.