SOCIEDAD › RELATOS DESDE EL HORROR DE LA TRAGEDIA

Cadáveres y gritos desgarradores

Desde el andén, un testigo que luego oficiaría de rescatista notó que el tren llegaba a una “velocidad anormal”. “Vi venir al tren y empecé a gritar porque me di cuenta de que su velocidad era anormal para la curva de las vías previa a la plataforma. Las otras personas que estaban en los andenes creían que yo estaba loco. Pero lo vi todo”, contó a la prensa Alfredo Velázquez, un oriundo de Morón de 33 años que esperaba para viajar. Luego del choque, recordó que a pesar del fuerte impacto entre el primero y el segundo vagón, “se abrieron las puertas de la formación” y que “las personas aplastadas en los vagones gritaban de desesperación”, por lo que rompió dos ventanas “a patadas” y sacó “a varias mujeres”.

En esos instantes, relató a un canal de televisión María, una sobreviviente del episodio, “sentí una explosión por abajo del tren, había desesperación de la gente para romper los vidrios para sacar a los pasajeros. Pensé que explotaba”.

“Había sangre por todos lados y, en muchos casos, las cabezas de los pasajeros habían quedado aprisionadas por los marcos de las ventanas”, detalló Velázquez, quien agregó que las lesiones “más comunes” entre los viajeros eran “las fracturas”, aunque en el segundo vagón vio al menos cuatro cadáveres, “dos mujeres de unos 40 años y dos jóvenes de 28”.

Marcelo Ordóñez, un pasajero que viajaba en el tercer vagón, recordó que al momento del impacto hubo un sonido “tremendo”. “Estaba parado y siento un estruendo tremendo, como el de una explosión, y vuelo al menos diez metros. Caí en el interior de otro vagón, porque íbamos en una formación vieja, de las que no tienen puertas divisorias.” “Encima de mí cayeron otras personas y, no sé cómo, pude salir de la base de esa montaña humana.” Estaba algo “mareado”, pero de todos modos atinó a romper ventanillas para sacar a través de ellas a “mujeres y niños”. “Las escenas eran tremendas: gente ensangrentada y fracturada por todos lados, y gritos con pedidos de auxilio desgarradores.”

Los primeros agentes sanitarios en llegar al lugar “no daban abasto”, dijo Ezequiel, otro sobreviviente, a un canal de noticias. Había, contó, “gente fracturada y ensangrentada” en un andén y “las ambulancias no daban abasto y no alcanzaban las camillas”. Por entonces, bomberos de la Policía Federal estaban “cortando los fierros” retorcidos de las formaciones para poder extraer a los heridos de los vagones siniestrados.

En el hall de la estación, rescatistas, bomberos y profesionales médicos improvisaron una sala de emergencias, en donde aplicar técnicas de reanimación y otras maniobras de urgencia.

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