Hace exactamente un mes, en el hospital chaqueño Perrando, a Analía Boutet y Fabián Verón les dijeron que su hijita, una beba prematura parida tras seis meses de gestación, había nacido muerta. Tras el parto, los médicos no registraron signos vitales en la chiquita, por lo que enviaron directamente su cuerpo a la morgue. Al cabo de doce horas, sus padres lograron que les permitieran ver a la niña. Cuando el padre abrió el cajoncito en que había sido puesta, la beba lloró. Estaba tapada y, según contó su madre, cubierta de escarcha. De inmediato, la niña fue trasladada a la sala de cuidados intensivos. Mientras la chica comenzaba a recuperarse, el Ministerio de Salud del Chaco inició una investigación y suspendió a cinco de los médicos que habían tenido responsabilidad en el hecho. Los padres bautizaron a la niña Luz Milagros. Desde el 3 de abril hasta hoy, la niña mejoró notablemente: ronda los 900 gramos de peso, continúa asistida médicamente, pero se halla “compensada hemodinámicamente” y recibe tratamiento antibiótico, explicaron en el centro médico.