SOCIEDAD › LA EXPLICACION DEL FENOMENO
“Estado devastado”
Por Alejandra Dandan
Hugo Spinelli no habla del terrorismo de Estado, podría hacerlo. Es director de la maestría de Epidemiología, Gestión y Política de salud de la Universidad Nacional de Lanús. Es médico y desde ese lugar analiza la presencia de los peculiares hospitales como emergentes de una sociedad que multiplica “desaparecidos” sociales. “Estos lugares –dice– son una consecuencia de la exclusión social, estamos ante la presencia de un Estado devastado, donde se crean Estados o microestados paralelos, con instituciones propias, con sus propias normas y con sus lógicas”. En su hipótesis, en esos microestados en expansión se multiplican ya no ciudadanos con derechos sino excluidos: “Son desaparecidos –dice–, desaparecidos sociales”.
La multiplicación de los “hospitales de campaña” convertidos por la propia práctica en una suerte de centros de salud clandestinos provoca cierta sorpresa entre los que hasta ahora se han encargado de imaginar los efectos de la exclusión pero no han tomado en cuenta las consecuencias. Para los especialistas, estos centros son uno de los efectos más fuertes de la crisis, un escenario donde los excluidos comienzan a crear por cuestiones de supervivencia sus propias organizaciones: una economía propia como la del trueque o una trama de salud propia y paralela como la de estos nuevos hospitales.
“En las condiciones de exclusión social actuales –explica Spinelli–, estos sujetos son ciudadanos carentes de ciudadanía, pero son sujetos y como tales van a generar sus propias estructuras de subsistencia, van a generar sus propias leyes, sus propios códigos, sus propios referentes sociales.” Incluso médicos u hospitales. Esas instituciones funcionan como estructuras paralelas a las legales porque, desde esta perspectiva, la propia idea de la legalidad o de Estado parece en crisis: “En términos de concepción del Estado –dice el médico–, esto es nefasto: la emergencia de estos lugares está hablando de una fragmentación, de una balcanización tal que tiende a crearse un Estado dentro de otro”.
Para el especialista, estos fenómenos no sólo son un efecto de la economía sino de la pérdida de vigencia de un determinado tipo de “modelo sanitario” ya desactualizado. “A partir de la segunda mitad del siglo pasado –explica Spinelli–, la medicina fue incorporando distintos mecanismos de expansión con el desarrollo, por el ejemplo, de los sistemas de cobertura social, con la construcción de hospitales o centros de asistencia sanitarios en los distintos barrios.” Ese esquema respondía a un determinado modelo de salud, continúa el especialista, “y aunque algunos plantean aquel desarrollo como la expansión de políticas de control social o como la expansión de un negocio millonario como la medicina, fue al mismo tiempo un modelo con eficacia: produjo mejoras, resolvió enfermedades, tuvo impactos reales”.
Hoy las cosas parecen distintas. Aquel modelo médico ya no tiene ni el mismo alcance, ni los mismos resultados, ni el mismo grado de eficacia o legitimidad entre la gente. “La gente se distanció –dice Spinelli– o porque no tiene plata para llegar al hospital o para comprar los remedios o porque realmente la medicina tradicional no tiene respuestas para sus problemas más ligados a cuestiones sociales que médicas.”