Sábado, 23 de marzo de 2013 | Hoy
SOCIEDAD › DESGOBIERNO EN ITALIA
Por Elena Llorente
Desde Roma
El presidente de Italia, Giorgio Napolitano, encargó ayer a Pierluigi Bersani, secretario del Partido Democrático (PD) y líder de la coalición de centroizquierda, no formar un nuevo gobierno, como hubiera sido si su alianza política contara con la mayoría en las dos cámaras del Parlamento, sino hacer una pesquisa y verificar si podría contar con un apoyo parlamentario lo suficientemente fuerte como para hacer aprobar su gobierno y las reformas que el país necesita.
Bersani deberá informar al presidente sobre esa posibilidad lo más rápidamente posible para, en caso de conseguirlo, recibir el encargo formal de formación del gabinete de ministros, que luego deberá ser aprobado por el Parlamento. De lo contrario, es decir en ausencia de acuerdos, dijo el presidente Napolitano ante la prensa, él se reserva la posibilidad de crear distintas figuras para encargarle la formación del Ejecutivo. Lo que en otras palabras podría significar un nuevo gobierno “técnico” no político o con exponentes políticos que él crea representativos y capaces de reunir el consenso.
El secretario del PD tendrá una ardua tarea en los próximos dos o tres días. Su coalición cuenta con una amplia mayoría en la Cámara de Diputados pero sólo con una mayoría relativa en el Senado, lo que no le alcanza para hacer aprobar ni el gobierno ni las reformas de las que se habla. El Movimiento Cinco Estrellas del cómico Beppe Grillo, con el cual el centroizquierda quisiera aliarse, ha dicho que no. Un no rotundo, porque no quiere alianzas con la vieja guardia de los partidos políticos que, según él, Bersani representa.
El centroizquierda de todas maneras apunta a romper la unidad grillina, como consiguió hacerlo hace algunos días, en el momento en el que se votaba el presidente del Senado. Gracias a algunos votos grillinos fue elegido el hombre del PD, el ex juez antimafia Pietro Grasso. Y los que lo votaron no fueron sancionados, pero fueron duramente criticados por sus colegas del Parlamento y por el propio Grillo. Los acusaron duramente de haber violado los pactos del propio partido y sufrieron una solapada amenaza de expulsión si la cosa se repetía. Claro, como el voto es secreto, algunos pudieron zafar de lo que ordenaba el jefe partidario, es decir Grillo. Por eso el PD no descarta que en votaciones parlamentarias sucesivas pueda pasar lo mismo. Pero así y todo sería un voto demasiado inestable.
Distinta es la situación del partido El Pueblo de la Libertad que lidera Silvio Berlusconi. Il Cavaliere sabe que su única posibilidad de adquirir cierto peso en el Parlamento y en el país es aliarse con el PD y viene presionando para que se haga un “governissimo”, como ha sido llamado, insistiendo en que el país necesita de un Ejecutivo de una buena vez, sobre todo en este momento de crisis. Pero Bersani y los suyos le han dicho que no repetidas veces, porque, como dicen, aliarse con Berlusconi “sería un suicidio”.
Queda en el aire la Liga Norte, aliada de Berlusconi pero que al parecer últimamente tendría algunas diferencias con Il Cavaliere. Con algunos votos de la Liga Norte en el Senado, especulan algunos, más otros de la alianza centrista liderada por el jefe de gobierno dimisionario, Mario Monti, Bersani tal vez podría conseguir el voto de confianza en el Senado.
Un dato importante que han lanzado algunos diarios italianos en estos últimos días es que, pese a las trifulcas verbales y amenazas, la mayoría de los políticos no quiere volver a votar rápidamente, cosa que podría suceder en junio si no se consigue un gobierno con suficiente apoyo. Porque repetir el voto con la misma ley electoral vigente podría significar repetir la situación actual o, incluso, perder consenso, sobre todo aquellos partidos que se niegan a alianzas de todo tipo, como Grillo y los suyos, que, en realidad, querrían presidir el gobierno, como le dijeron al presidente Napolitano cuando los recibió el jueves. Una puerta la abrió sin embargo el jefe del grupo parlamentario grillino en la Cámara, Vito Crimi. “Que el centroizquierda renuncie a los reembolsos electorales de este año y entonces podremos hablar”, dijo, negando absolutamente cualquier apoyo a un gobierno dirigido por Bersani. Si Bersani no lo logra, el presidente Napolitano, que tiene una larguísima experiencia parlamentaria pero también 87 años, tendrá que arremangarse la camisa y volver a empezar.
A la incierta situación política se la agregan nuevos datos negativos a nivel económico. Según el centro de investigaciones de la Confcommercio, la asociación que nuclea a los comerciantes, a fines de este año Italia contará con más cuatro millones de pobres, es decir el 6 por ciento de la población contra el 3,9 por ciento que había en 2006.
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