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El estudio clasifica la vida familiar en etapas de un ciclo de acuerdo con su desarrollo, la edad de los cónyuges, la tenencia o no de hijos y edad. En los hogares “familiares completos”, es decir, aquellos en los que ambos cónyuges están presentes, la mayor proporción (el 27,8 por ciento) está representada por las parejas mayores sin hijos, en las que la mujer tiene 40 o más años. A esas familias les siguen las que se encuentran en “etapa de consolidación” (el 20,2 por ciento), es decir, aquellas cuyos hijos mayores tienen entre 13 y 18 años, o en la que la diferencia de edad entre menores y mayores ronda entre los 12 y los 15 años. Finalmente, siguen las familias en las que los hijos menores tienen 19 o más años (el 14,9 por ciento), a las que se denomina en “etapa de salida”, y aquellas que se encuentran en “etapa de expansión” (el 14,6), es decir, aquellas en las que los hijos mayores tienen entre 6 y 12 años.

Del universo total de hogares completos, sólo el 15,3 por ciento tiene jefatura femenina. La proporción de mujeres es mayor en la franja de parejas mayores sin hijos: el 4,1 por ciento del total tienen jefas mujeres de 40 años y más.

Los hogares con mayores ingresos son los que se encuentran en “los extremos del ciclo de vida familiar”, particularmente las parejas jóvenes sin hijos, que “casi en su totalidad se concentran en los quintiles más ricos (3º a 5º)”. Por el contrario, “en los quintiles más pobres (1º y 2º), son las familias de las etapas de expansión y consolidación las que registran los más altos pesos relativos”.

Las familias ensambladas se componen por un promedio de personas mayor que el de los hogares nucleares (4,4 personas y 3,3, respectivamente), por lo que también se encuentran entre aquellas con ingresos menores. De acuerdo con el informe, “el mayor tamaño del hogar reduce el ingreso per cápita familiar (IPCF)”, de modo tal que, mientras en los hogares con familias ensambladas el IPCF es de 2706 pesos, para el resto de los hogares conyugales completos es de 3709 pesos. Por ello, “el 63 por ciento de los hogares con familias ensambladas se ubica en los quintiles más pobres (1º y 2º), mientras que el 58 por ciento de los hogares conyugales completos se ubica en los quintiles más ricos (3º a 5º)”.